Juan Folío
La Opinión de Almería
El Almería y el Celta adelantaron su último partido de 2014 a ayer viernes. El Almería estrenaba entrenador y acudía a la cita gallega con un rosario de tan malos resultados que hasta al entrenador Francisco tuvieron que buscarle un sustituo para ver si se enmendaba la situación. Y vaya se i se ha enmendado. Después de diez partidos de Liga sin conocer la victoria, ayer, del campo del Celta, se trajo los tres puntos. Que saben igual que el regalo de Reyes por anticipado.
Los jugadores del Almería sabían lo que se jugaban. Por eso, tras conseguir la victoria, convirtieron el vestuario del campo gallego es un festín por todo lo alto. El jugador Edgar fue el encargado de inmortalizar el momento con esta fotografía enviada a La Opinión de Almería:
Tres puntos que saben a gloria |
Reproducimos a continuación la crónica que sobre el partido ha publicado Juanjo Aguilera en la edición digitital del diario 'Ideal':
La
inteligencia se impuso a un equipo con mucho fútbol, pero sin capacidad para
encontrar huecos. El Almería consiguió llevar a cabo un partido inteligente,
con un gran trabajo defensivo en el que la seriedad y la solidaridad dejaron
sin opciones a un Celta impreciso en el último pase, sin pegada y que acumula
seis partidos sin ver puerta, en un partido de muchísima exigencia para los
rojiblancos.
La
inteligencia y la paciencia porque el partido llegaba con la desazón de la
posible incidencia de las bajas en el equipo y la injusticia del 'dedo
acusador' sobre un Julián Cuesta que se convirtió en el salvador de la UD Almería. El
granadino estuvo donde había que estar, en los córners y bajo palos, para
evitar hasta el ¡huy! y parar un penalti que fue clave en un partido donde la
presión incomodó a los de Berizzo, que se vieron superiores, también porque el
cuadro de Juan Ignacio Martínez se puso el disfraz de cordero y el equipo
celtiña vio la ocasión de clavar los dientes. Sin embargo, el Almería, a la
contra, hizo su trabajo y Hemed, en el minuto 16, dio validez al planteamiento.
Lo reforzó. El Celta, sin gol, insistió, pero siempre con el mal aderezo del
desacierto en el último pase. El Almería se fue haciendo grande desde la
seguridad defensiva y si no dominando en ataque sí metiendo miedo en el cuerpo
a un Celta que se 'empequeñecía' desde su endeblez en ataque.
El
comienzo de partido fue una declaración de intenciones de unos y otros. El
Celta fue el que tuvo el balón, casi lo adquirió en propiedad, y la UD Almería el equipo
que apretaba para presionar la salida muy arriba, obligando a los de Berizzo a
jugar un fútbol más directo. La primera llegada del Celta no tuvo peligro para
la portería de Julián Cuesta y la
UD Almería , en el primer robo, forzó el primer córner después
de un centro de Édgar Méndez, desde la banda derecha, al que se adelantó un
defensor celeste cuando Miguel Ángel Corona se preparaba para rematar y haber
puesto el primero.
El
equipo de Juan Ignacio Martínez, bien armado en tareas defensivas, dejó el
balón a un Celta de Vigo que no hizo daño y su disparo más comprometedor lo
firmó Orellana, pero se marchó desviado por encima del larguero de la meta
rojiblanca. Así, los rojiblancos lograron incomodar a los de Berizzo, trataron
de anularlo y lo consiguieron, siempre esperando la oportunidad para reforzar
el plan con salidas a la contra.
La
seriedad en defensa surtió efecto pasado el primer cuarto de hora. Fue
consecuencia de un robo de balón de Ximo Navarro, que el granadino prolongó por
banda derecha hacia Édgar Méndez y el tinerfeño la puso en el área, Fontàs
falló en el despeje y Tomer Hemed, en el sitio, le dio el toque final para
poner a la UD Almería
por delante.
El
Celta, obligado, lo siguió intentando, con acciones en las que aparecía sobre
todo Orellana y, a balón parado, pudo poner las tablas. Era el minuto 19 y el
cabezazo postrero de Cabral lo detuvo Julián Cuesta en la misma escuadra, en
otra demostración de su responsabilidad.
Empuje
y aguante
El
cuadro celtiña comenzaba a empujar y a pisar área de la UD Almería , que se
mantenía seguro, y con el gol daba validez a su planteamiento, que consiguió
maniatar al conjunto vigués, impreciso en el remate final. En el minuto 21,
Orellana dio el pase, pero en el segundo palo no encontró a nadie.
Y el
reloj avanzaba en favor de los rojiblancos, acogidos a un fútbol sobrio en
defensa, con mucho compromiso y esa contundencia que pedía el técnico
rojiblanco, sin descuidarse y tratando de jugar a la contra para sorprender a
un rival metido arriba y que permitía espacios. Aún así, en el 41, Julián
Cuesta tuvo que intervenir en una acción de Charles que 'picó' el balón y Fran
Vélez tocó hacia atrás, estando a punto de sorprender al meta rojiblanco que
reaccionó a tiempo y se quedó con el balón con gran seguridad.
El
partido avanzaba hacia el descanso, el Celta hacia sitio en el área defendida
por la UD Almería ,
que seguía impidiendo el objetivo del conjunto de Balaídos, atosigado por un
planteamiento inteligente de los rojiblancos, que incomodó mucho a un equipo
celtiña sin capacidad para sorprender a los rojiblancos muy bien plantados
tácticamente ante un Celta abusando de centros sin rematador.
Solidez
y solidaridad
El
cuadro almeriense, con la lección aprendida, enseñó los dientes al Celta en una
contra con robo de Dubarbier y profundización de Édgar Méndez que no encontró
disparo, pero sí puso al equipo local en aviso, que en ataque carecía de
espacios por los que hacer daño al conjunto rojiblanco.
En
ataque, los de Juan Ignacio Martínez probaron fortuna en balones largos. En el
52, la ocasión la cortó Cabral en una disputa con Jonathan Zongo que estuvo
cerca de quedarse solo. Casi lo consiguió Tomer Hemed, en el minuto 56, pero se
encontró de nuevo con Cabral que cortó el cuero.
El
Celta pisaba con cierta intensidad el área rojiblanca, aunque el Almería, con
un Ximo Navarro colosal, sacaba todos los balones y solo a balón parado se
acercaba al gol. En el 60, una falta de Trujillo en la frontal la ejecutó
Orellana que superó la barrera pero el balón se estrelló en el palo izquierdo
de la meta defendida por Julián Cuesta.
Don
Julián
Este
vio el peligro de nuevo en el 61,
a la salida de un córner que Krohn Dehli mandó cruzado y
fuera de las inmediaciones del área defendida por la UD Almería , que
empezaba a echarse atrás, consecuencia del cansancio físico llevado a cabo en
la primera parte y el balón ya era total para los de Berizzo, que movió
banquillo, primero con Álex López y después con la presencia de Nolito.
La
entrada del gaditano se notó por su juego entre líneas, buscando el hueco. En
el 68, una acción del delantero celtiña lo intentó, pero apareció Corona para
evitar el tanto. Lo que sucedía es que al Almería le quemaba el balón en los
pies, las pérdidas se sucedían y, en el minuto 71, un penalti que nació de un
posible fuera de juego -Orellana cayó en cuanto notó el contacto de Jonathan
Zongo- lo lanzó Nolito y Julián Cuesta, con una gran estirada, impidió las
tablas.
Con
la entrada de Thievy, Juan Ignacio no rompió su esquema y este pudo sentenciar
un minuto después, en el minuto 75, pero abusó de individualismo y su disparo,
con un compañero solo, lo despejó Sergio Álvarez.
Juan
Ignacio Martínez introdujo, en los últimos minutos, a Mauro dos Santos por Édgar
Méndez, con lo que buscó acumular hombres en defensa, tapar espacios y que el
Celta no pudiera jugar su fútbol alegre, ahogado ante un planteamiento
intachable de los de Juan Ignacio Martínez.
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