José
Fernández
En
un nuevo y desvergonzado ejemplo de esa falta de respeto con la que la Junta de Andalucía trata a
los andaluces, la consejera de Sanidad, Igualdad y Políticas Sociales, María
José Sánchez Rubio, ha negado que pueda hablarse de "colapso" en las
urgencias de los centros hospitalarios andaluces, argumentando que en su
opinión tan sólo existe una "alta frecuentación" de los mismos.
María José Sánchez |
Son
noticias de este tipo las que al final me hacen agradecer a doña Susana Díaz
que despreciase la posibilidad de incluir a algún almeriense en su Gobierno.
Dado que el primer requisito para ser consejero es la sumisión absoluta al
dicterio del califato sevillano, me resultaría especialmente penoso ver a un
almeriense en semejante labor de retorcimiento gramatical para ocultar las
miserias del régimen.
Pero
que la Junta de
Andalucía tenga en un cargo de altísima responsabilidad a quien es capaz de
chotearse de los contribuyentes con semejante donaire no es ya noticia. Lo verdaderamente
llamativo es que estas declaraciones se producen tras la confirmación de dos
fallecimientos entre los pacientes de urgencias de los servicios sanitarios de la Junta en Huelva y en Jerez,
respectivamente.
Y cuando
la negación de la realidad se instala en el discurso oficial sólo hay dos
escenarios posibles: o que los cargos políticos de la Junta han entrado en un
bucle demencial alimentado por la realidad virtual elaborada por Telesevilla, o
es que asumen que el insulto a la inteligencia de los andaluces es una de las
cargas del cargo.
¿Se
imaginan qué no habría dicho esta misma consejera si durante la crisis del ébola
la ex ministra de Sanidad del Gobierno hubiera dicho una memez semejante? La diferencia
es que la ministra dimitió forzada por una corriente de opinión pública
convenientemente azuzada, mientras que la consejera no tiene, digamos, una alta
frecuentación de comentarios críticos.
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