La verdad de la crisis del PP de Garrucha

Andrés Segura Soler

Exalcalde de Garrucha (1999-2007)

Todos conocemos casos de actores y actrices hollywoodienses que una vez entrando en años han conseguido mantener una imagen de lozana juventud gracias a la cirugía estética. A base de bótox y estiramientos han conseguido portadas y se han mantenido en el top ten del mundo de la farándula, consiguiendo con ellos pingües beneficios.

Algo así ha ocurrido en Garrucha con su actual alcalde popular. Encontró un filón en la industria cosmética y consiguió llegar a la alcaldía maquillando la realidad. Una vez instalado, y contando con más recursos,  fue subiendo peldaños hasta el mundo de la cirugía estética.

Garrucha
Su primera operación consistió en travestir la contabilidad. Los resultados fueron tan espectaculares que le permiten instalar en la opinión pública una realidad construida de 14 millones de deuda heredada. Consiguió de una sola tacada tirar por tierra los visibles logros de ocho años fecundos de gobierno socialista, que ahora aparecían como producto fácil de un irresponsable endeudamiento y, al mismo tiempo, instalar el listón de su inmediato reto a una altura aparentemente considerable, pero que él, íntimamente, sabía que no le costaría nada superar.

A hacer creíble esta historia de una maltrecha economía que era necesario recomponer, dedicó sus primeros cuatro años. En febrero de 2011, al inicio de la precampaña electoral, Actualidad Almanzora, miembro del equipo quirúrgico, publicó a toda página que Fernández ya había pagado 10 millones de aquella infame deuda que no había permitido al Alcalde lucirse a la altura de sus capacidades. La “deuda heredada” era la responsable de que no hubiera podido cumplir mínimamente con sus promesas electorales y por eso pedía a los electores que le concedieran otros cuatro para cubrir a Garrucha, ahora sí, de pan de oro. Y los garrucheros y garrucheras se lo concedieron, lógicamente.

Ya casi ha concluido ese segundo mandato y tampoco esta vez ha cumplido ni siquiera una mínima parte de sus promesas. Ni existen éxitos que llevarse a la boca. Volver a culpar a la deuda heredada después de ocho años en la Alcaldía ya no cuela. Y alguna justificación hay que presentar al electorado para pedir prórroga después de un período de ocho años de yermos resultados.

La verdad de esta historia es que era todo mentira. Y como en el ejemplo de los actores de Hollywood, el bótox se ha caído a los talones y ha quedado a la luz la verdadera naturaleza de su decrépito cuerpo. Tengo suficientes datos para respaldar esta contundente afirmación de que lo de los 14 millones era una mentira maquinada por un cínico. Lo que no tengo es espacio para exponerlos en este texto necesariamente escueto, por eso proporciono a los lectores un sencillo atajo cognitivo:

El actual alcalde de Garrucha ha elaborado y ejecutado siete presupuestos municipales. En seis de ellos, ha gastado más dinero del que ha recaudado. Sólo en el primer presupuesto, del año 2008, los ingresos superaron a los gastos (en 92.141 euros). Los siguientes seis presupuestos son deficitarios (por un total de 3.919.459 euros). Esta cifra es algo inferior a la deuda que ha generado en los bancos.

Obviamente, con estos datos básicos queda desmontada la mentira del saneamiento de la deuda. Tal deuda no existía y la actual la ha generado él.

Esta historia es la base de la crisis actual del PP de Garrucha. Juan Francisco Fernández ha conseguido engañar a los ciudadanos durante ocho años, pero sus concejales saben la verdad y lo insostenible de seguir ocultándola. Contarla y establecer una nueva relación, quizá esta vez decente, con los garrucheros y garrucheras  sería una buena forma de cerrar estos ocho años de infamia. Para no darles argumentos a los demagogos antisistema.

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