Sin pecado concebida

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Las diferentes versiones aportadas por Susana Díaz dificultan encontrar el argumento definitivo y creíble para entender el adelanto de las elecciones autonómicas. En un principio, parecía que se trataba de una amenaza de referéndum asambleario previsto para verano; pero, en el mismo día, Susana dice por la mañana que es insoportable la amenaza de una revisión crítica del pacto y, por la noche (Cadena SER), asegura que la ruptura es consecuencia de una aproximación hacia Podemos orientada por el dirigente de IU Alberto Garzón. ¿En qué quedamos? Pues, lo que faltaba, que en eso llegó Felipe y mandó a parar (Carlos Puebla dixit).

Susana Díaz
A estas alturas resulta lamentable que existan andaluces de un “pueblo sabio” que le compren a Susana el mensaje de anteponer el beneficio de los ciudadanos por encima de intereses personales o de partido. La utilización de resortes democráticos e institucionales a beneficio sectario ha sido moneda corriente en los 32 años de régimen que, una vez más, afloran remedando repúblicas bananeras con discursos demagógicos y estrategias deleznables como el blindaje proveído por la Diputación Permanente para esconder de la justicia a imputados por el saqueo andaluz.

Ahora, la juez Alaya descubre que los gobiernos socialistas de Andalucía conocían del delincuencial desmadre, y que el saqueo multimillonario se utilizó para beneficio electoral. ¡Menudo descubrimiento! En todo caso, aun por evidente, hay que plasmarlo negro sobre blanco; y así se ha hecho.

No tenemos arreglo. Ha tenido que llegar Felipe González, con indeleble y profuso bagaje: Malesa, Filesa, Time-Sport, los Guerra, GAL… para “ilustrar” a Susana sobre el momento oportuno de proceder y cómo sortear un marasmo de corrupciones; las presuntas, y otras de condena firme. Ambos políticos conocen perfectamente las interioridades de su Partido. Felipe y Susana -diferentes tiempos y escenarios- han echado los dientes en el núcleo duro del PSOE, y es sólo ahí donde se aprende, se conoce, se comparte, se ordena, se manda, se tapa, se aprovecha… y, a ratos, se gobierna.

Resulta curioso el aura seráfica que adorna a políticos que se presentan ante el electorado como recién llegados, exentos de mácula y sin pasado perceptible. Recuerden que Susana ha sido secretaria de Organización del PSOE-A, senadora por designación autonómica, consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, secretaria general del PSOE-A y presidente de la Junta de Andalucía; o sea, alguien que nunca supo de ERE´s, cursos de formación, subvenciones… Nada, un arcángel.

Algo parecido sucede con el candidato a la alcaldía de Almería, Juan Carlos Pérez Navas, que se presenta como si nunca hubiese conocido uno de los periodos más nefastos en gestión municipal que recordamos algunos almerienses. Y digo algunos almerienses, porque ya parece quedar en el olvido que Pérez Navas ( Tte. de alcalde y concejal de Urbanismo) nos propició los peores momentos de un ayuntamiento ruinoso que perdió un millón de pasajeros de autobuses urbanos; aparecían quejas vecinales diarias sobre limpieza y recogida de basuras; se acometió el desgraciado parking de O. Orberá sin proyecto ni orden ni concierto; vecinos intentaron, sin éxito, entrevistarse con Pérez Navas para plantear graves deficiencias en los barrios… y así, hasta incontables titulares de prensa que reviso con asombro al comprobar la metamorfosis de un candidato desprendido de pasado que, ahora, se presume abierto, dialogante, eficaz y comprometido. ¡Pues tiempo y cargo tuvo para demostrarlo!

En definitiva, que aquí nadie tuvo turbio pasado ni sabe de trapacerías internas. Todo es prístino y sinpecadoconcebida. Amén.

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