Iván
Gómez
Redactor-Jefe
de Diario de Almería
Suma
y sigue. Cuando en visita oficial a la Diputación el que fuera ministro de Economía y
vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, anunció que el Euromed llegaría a
Almería en 2005 o allá por julio de 2001 cuando el entonces responsable de
Fomento, Álvarez Cascos, dijo que sería un AVE con materiales de última
generación, los del siglo XXI, no podían imaginar que en 2015 no estaría
construida ni un tercio de la línea de Alta Velocidad con Murcia en la
provincia, apenas 27,8
kilómetros de 108,4, y mucho menos que parte de esta
plataforma ferroviaria sería de vía única.
No se cumplieron ninguno de sus vaticinios,
ni tampoco los que han venido realizando en las legislaturas posteriores cada
uno de los titulares de Fomento de los gobiernos de PSOE y PP. Se pasó de un
Euromed de vanguardia al codiciado AVE para dar el salto después al tren de
Alta Velocidad previo al de altas prestaciones en doble vía de ancho
internacional que finalmente se convertirá en plataforma de un solo carril para
rebajar los costes.
Almería tendrá una versión low cost adaptada
a sus necesidades reales de servicio. Es la única conclusión a la que
han llegado los que han visitado a la ministra de Fomento, Ana Pastor, en los
últimos tres años. Como buena gallega, aunque sea de adopción, nunca se
vislumbra si sube o baja. En sus reuniones con los empresarios y dirigentes del
PP habla de obras y partidas, pero no quiere fijar inversiones y mucho menos
fechas.
Después de una legislatura en blanco,
sin una sola adjudicación o licitación de la Alta Velocidad en
Almería, la presión y movilizaciones de un tejido productivo almeriense que se
cansó de ver cómo la fiebre del AVE pasa de largo logró arañarle un mínimo
compromiso en el año electoral. No se quería mojar con la provincia más aislada
del país, la eternamente castigada por su déficit de infraestructuras, pero lo
hizo después de cerrar en falso media docena de encuentros en Madrid con buenas
intenciones y palabras que no se materializan.
Después de la polémica del tapiado de los
túneles sin uso de la línea en Sorbas, Ana Pastor anunció públicamente ante
el plenario del Senado el 9 de septiembre que en el último trimestre del año se
licitaría el tramo de 12,5
kilómetros entre Pulpí y Cuevas del Almanzora por 86
millones de euros.
Pero no ha sido así. Ha terminado 2014
y la licitación de este tramo cuyo proyecto constructivo ya se había comenzado
a redactar en octubre de 2010 no llegó, tal y como la ministra de Fomento
argumentó en respuesta a una pregunta en la sesión de control del Gobierno en la Cámara Alta en la que
también quiso recordar que desde 2012 se habían invertido 300 millones de euros
en la finalización de las obras de plataforma iniciadas en la legislatura
anterior.
Apenas diez días después se anunciaba
la tramitación con carácter urgente del expediente de expropiación forzosa
necesario para licitar el tramo, que incluye como obras singulares un falso
túnel de 180 metros
y tres viaductos sobre las ramblas de Canalejas, Guazamara y Las Gachas, pero
no ha dado tiempo a aprobarse la licitación en el Consejo de Ministros.
Este enésimo incumplimiento se debe,
según he podido conocer de fuentes del Ministerio, a cambios realizados en
el proyecto constructivo para proteger la tortuga mora, especie amenazada al
establecerse, entre otras restricciones que se limiten los movimientos de
tierra durante las épocas de celo, apareamiento y nacimiento de crías, así como
un paso apto para pequeños y medianos vertebrados en cada kilómetro de la nueva
línea de alta velocidad.
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