Antonio
Quesada
@AntonioFQuesada
La
ciudad de Almería ha comenzado el año arrastrando el dudoso honor de situarse a
la cola en el conjunto del país en al menos dos cuestiones singulares que, si
bien no tienen nada que ver la una con la otra, sí apuntan a una más que
discutida gestión en asuntos como el empleo o la rendición de cuentas.
Sendos
informes que hemos conocido en los últimos días han determinado que tenemos más
paro que nadie y que el Ayuntamiento de Almería le disputa el primer puesto al
de Granada en falta de transparencia.
El
trabajo soterrado, oscuro, al que se han debido dedicar tantas horas para
liderar esos índices, nunca será lo suficientemente reconocido. O sí, ya
veremos. Porque hay que emplearse muy a fondo para que te analicen unos 80
indicadores de seis áreas principales, que van desde la transparencia de la
corporación municipal, los contratos y costes de los servicios, a la información
económico-financiera, y que te quedes en el penúltimo lugar del ranking nacional.
Me
temo que pasarán aun unos meses -el 24 de mayo puede ser un buen día- para que
los ciudadanos agradezcan como es debido al PP este tiempo que han dedicado a no
facilitar que conozcamos con detalle todas y cada una de las decisiones que el
equipo de Gobierno tomaba con tan poca luz y tanto sigilo.
También
será justo recordar, llegado ese momento, que la ciudad de Almería ha alcanzado
una tasa de paro que roza el 43%, según se desprende de la última Encuesta de
Población Activa, y que por mucho que el Ayuntamiento se empeñe en eludir esta
realidad señalando que no es una competencia suya, no es menos cierto que se puede
arrimar el hombro si se quiere.
Si
se está por la labor, se pueden priorizar iniciativas que generen empleo, pero,
sobre todo, se tiene que evitar hacer el ridículo con absurdas excusas cada vez
que la Junta pone
en marcha un plan de empleo. En eso también el Ayuntamiento de Almería bate todos
los récords.
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