José
Fernández
Se
pagaban las fiestas, pero no los sueldos. Para calibrar el alcance real de este
escándalo me basta con imaginar qué no habrían dicho y hecho ya los deontólogos
de guardia del progresismo almeriense si el grupo escultórico que va apareciendo
entre el fango de la Escuela
del Mármol de Fines fuese obra del PP. Pero la cosa va pasando de refilón entre
los medios, aunque a veces se publican novedades que nos remiten al libro de
estilo marrullero que se ha instalado en la gestión pública andaluza.
Según
informaba ayer el diario El Mundo, la
Junta de Andalucía (que acumula ya el impago de catorce
mensualidades a esta Escuela) cargó a una partida destinada a la celebración de
cursos de formación numerosas actividades ajenas a este fin. Por ejemplo.
Manifestación ante el Ayuntamiento / Foto: Ideal |
Pero
la cosa no se queda ahí, porque el informe de control financiero de la propia Junta
eleva a 212.170,83 euros la cantidad de dinero de dudosa justificación. ¿De
dónde salió el dinero para la fiesta? Pues de una subvención de 990.000 euros
destinada a formar a los trabajadores del mármol.
Piensen
ahora que la Junta
creó una red de 14 escuelas como la de Fines y que sólo entre 2008 y 2009 estos
centros recibieron 44,5 millones de euros en subvenciones para cursos de
formación. ¿Lo que es bueno para Fines es también bueno para cualquier otro lado?
Vaya usted a saber, pero es incalculable el número de millones de euros
tragados por el impreciso y brumoso sumidero de la burocracia política de la Junta del PSOE.
¿Puede a estas alturas algún responsable político dela Junta pronunciar en algún mitin
la palabra “honestidad” sin que empiecen a explotar los focos del escenario?
¿Puede a estas alturas algún responsable político de
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