José
Fernández
Periodista
Aunque
mucha gente lo sabe, supongo que habrá también muchos que desconozcan que las
disposiciones legales previstas en torno a las campañas electorales prohíben la
inauguración de obras por parte de las Administraciones, para evitar así la
incidencia de los poderes públicos en la decisión de los ciudadanos mediante la
realización de campañas institucionales y cortes de cintas.
Como
si eso tuviera incidencia real a estas alturas. Ya ven que la asepsia legal que
anima estas regulaciones está a mitad de camino entre el candor y la
ingenuidad, porque los ciudadanos ya saben diferenciar perfectamente entre lo
que es el trabajo y lo que significa el postureo. Y no se ganan votos cortando
cintas, sino habiendo gestionado anteriormente con rigor y eficacia para que
esa obra pueda ser licitada, contratada, pagada e inaugurada. Y todo dentro del
plazo anunciado.
Por
ejemplo, en Almería hemos visto a la prensa hablar estos días de una inminente “avalancha”
de inauguraciones o estrenos de obras por parte del Ayuntamiento, lo que a
juicio de algunos informadores va a suponer un problema para el equipo de Gobierno.
En todo caso será un “bendito problema”, como dicen los entrenadores menos valdanizados
cuando son consultados por el jugador que ocupará una demarcación sabiendo que
tiene dos o tres válidos para ella.
Por
otra parte, los que no van a tener ningún problema para acatar las
disposiciones que marca la normativa electoral son los señores de la Junta de Andalucía en Almería.
¿Acaso van a tener que adelantar corriendo alguna inauguración? Pues no. Y lo malo
no es que ahora no puedan inaugurar obras por culpa del anuncio de elecciones sino
que la Junta ,
con elecciones o sin ellas, viene demostrando con Almería cicatería e ineficacia
a partes iguales.
¿Puede
alguien recordar la inauguración de alguna obra importante de la Junta de Andalucía en Almería
en el último año? ¿Y en el penúltimo? ¿Y en el antepenúltimo? Pues eso.
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