Antonio Felipe Rubio
Periodista
La reciente visita de la
presidente de la Junta
de Andalucía no ha podido ser más decepcionante. Ya sea en materia de
infraestructuras como en “resolver los problemas de los andaluces y andaluzas”
tenemos como resultado que, no sólo siguen sin pagar a los trabajadores de de la Escuela Andaluza
del Mármol de Fines (14 nóminas seguidas), sino que les han cortado la luz
aportando un nuevo argumento de desolación al insostenible y bochornoso
espectáculo. Y a esto hay que añadir la ausencia de diálogo y la expectativa de
solución fundamentada en un cambio de titularidad en la gestión; o sea, un
cambio de mano dentro del mismo cuerpo rector.
Susana Díaz, ayer, en Almería |
En relación a las
infraestructuras, grandes esperanzas. La autovía (¿?) del Almanzora “avanza a
buen ritmo”. Esto, que no es una autovía, es el procedimiento más fácil, rápido
y económico de configurar una duplicación de la calzada ya existente
conservando radios de curvas, desniveles y orografía original. Así, se ha
“logrado” que, en una autovía sui generis, existan limitaciones de velocidad a 60 Km/h . Y no está mal para
ser de vital importancia para la comarca invertir 28 años (¡veintiocho años!)
en una obra que ha visto plantes y desplantes ofensivos e injustificados.
Poco se podía esperar en el
aspecto político sobre la situación de Chaves y Griñán. El artificio conceptual
se acomoda a las circunstancias, y ahora la imputación ha de conllevar una
calificación de delito definido. Es decir, que el Tribunal Supremo llama a
declarar a los expresidentes de la
Junta por algo que, por no ser calificado explícitamente,
pertenece al ámbito de la filosofía del ente abstracto. Según la pretendida
indeterminación pueden declarar, al parecer, sobre pruebas nucleares en
Mururoa, el Crack del 29 o el calentamiento global. Pero no. Que se sepa, el TS
les llama a declarar por la instrucción de la juez Alaya que, sin ambages, les
ha calificado como “trama urdida para beneficio electoralista” y con las
precisiones tipificadas como “delito de prevaricación y malversación de fondos
públicos”. O sea, que Chaves y Griñán no van al Supremo por saltarse un Stop o
como testigos de un tirón a una anciana; van como señalados actores de una
trama que conocemos como fondo de reptiles, ERE fraudulentos, cursos de
formación… en definitiva, lo que hay en el sumario de la juez Alaya, y que se
conoce como el mayor saqueo que ha conocido la historia moderna y “modernizada”
de Andalucía.
Las controversias intencionadas
sobre el lenguaje no pueden solapar la gravedad de los hechos que se imputan.
¿Imaginan dónde estarían Griñán y Chaves si no fuese por su actual aforamiento?
Posiblemente se encontrarían en una situación muy incómoda a tenor de las
imputaciones que les señala Alaya. De ahí, la decidida “colaboración” con la
justicia de que alardea la Junta
señalando a la juez como un instrumento-azote del PP y que “ya podría
presentarse como candidata a las elecciones”. Lo típico del régimen:
estigmatización de aquellos que osen socavar los baluartes del poder
providencialista.
Por último, merece especial
atención el “referente de la investigación, desarrollo, innovación,
modernización, internacionalización, cluster, oportunidad de negocio, nicho de
mercado…”; o sea, la panacea del PITA como rutilante ejemplo de la inminente
Tercera Modernización de Andalucía bajo -como no podía ser de otra manera- la
tutela de la Junta
de Andalucía.
Nada parece tener futuro si no
es bajo la tutela, injerto, aliento, asidero… y afinidad con la Junta de Andalucía. Así, las
palabras del líder de Ciudadanos (dar peces o enseñar a pescar) se reciben con
refractario orgullo andaluz como ya ocurrió con otro episodio de Esperanza
Aguirre (pitas, pitas, pitas). El problema no es que se nos insulte desde fuera
como establecidos en la mamandurria de la subvención. El problema es el
intervencionismo providencialista y la incesante pedagogía de vasallaje que
imprime el régimen con aspiraciones totalitarias.
Son ya muchos años; no pocas las
tentaciones; muchas las equivocaciones; demasiadas las oportunidades perdidas e
indeseables los vicios adquiridos.
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