Malos tiempos para la lírica

Mónica Sánchez
Periodista y escritora

Malos tiempos para la lírica. Título manido donde los haya, que hemos tarareado una y mil veces los que tenemos cierta edad y tuvimos la suerte de vivir nuestra adolescencia y primera juventud en la década de los 80 del pasado siglo XX. Título que poca gente sabe que el célebre grupo musical de Vigo que lo universalizó, Golpes Bajos, tomó prestado del escritor alemán Bertolt Brecht. Manido, sí. Pero que viene al pelo con los tiempos que vivimos. Porque estos tiempos que nos ha tocado vivir son, precisamente, eso, malos tiempos para la lírica. Y para la prosa, y para las letras en general.

Vivir del cuento se presenta
el 14 de febrero en El Ejido
La crisis económica en la que nos sumergieron hace unos años los poderosos del planeta no ha dejado títere con cabeza. Y el mundo editorial no es una excepción. Los recortes que han atenazado a todos los ámbitos de nuestra sociedad en los últimos años también se han cebado con el sector editorial, que para colmo de males ya se encontraba bastante maltrecho por los furibundos ataques de uno de sus peores enemigos, la piratería en forma de tráfico incontrolado de libros electrónicos. Recortes, piratería y economías domésticas cada vez más empobrecidas no representan, desgraciadamente, el mejor escenario para un sector que no es vital para el alimento del cuerpo pero sí lo es para el del espíritu.

Afortunadamente, en medio de este maremágnum, en el peor tiempo posible para la lírica, y para la prosa, y para las letras en general, hay editores valientes que se atreven a crear nuevas editoriales. Editores valientes que son conscientes de que la crisis económica y los recortes no son sinónimo de ausencia de creatividad y de talento. Editores valientes que son capaces de invertir tiempo, esfuerzo y dinero en autores poco o nada conocidos. Editores valientes como Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, que hace poco más de dos años, el 17 de noviembre de 2012, fundaron Playa de Ákaba, una editorial pequeña, independiente, que aspira a ocupar su hueco en el complejo mercado editorial, y que tiene, entre otros, un claro objetivo: dar la oportunidad a escritores poco o nada conocidos de que publiquen sus creaciones literarias.

Yo me encuentro entre ese grupo de escritores poco o nada conocidos pero privilegiados porque en su camino se cruzó un día Playa de Ákaba. Cuando, hace aproximadamente un año, le envié a Noemí Trujillo el manuscrito de mi primera novela, Vivir del cuento, lo hice con cierta esperanza de que fuera publicada, pero también con la absoluta certeza de que a las editoriales llegan cientos de textos que no pasan la criba, y de que el mío tenía muchas posibilidades de ser uno de ellos. No fue así, y gracias a esos editores valientes que son Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, mi libro es hoy una realidad que llega mañana, martes, 3 de febrero, a las librerías.

Playa de Ákaba ha convertido en realidad uno de mis sueños más largamente acariciado, la publicación de una novela, y además me ha permitido entrar a formar parte de la gran familia de autores en la que se está convirtiendo esta editorial impulsada por dos editores valientes, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo. Nunca dejaré de agradecérselo.

Corren malos tiempos para la lírica. Y para la prosa, y para las letras en general. Por eso precisamente, porque corren malos tiempos para la lírica, y para la prosa, y para las letras en general, resulta más reconfortante y más emocionante asistir al hermoso espectáculo del nacimiento de editoriales impulsadas por editores valientes, capaces de apostar por la edición de libros, a pesar de que corran malos tiempos para la lírica. Y para la prosa, y para las letras en general.

NOTA: Vivir del cuento, mi primera novela, llega mañana, martes, 3 de febrero, a las librerías. Su presentación será el sábado, 14 de febrero, a las 12:30 horas, en la Sala B del Teatro Auditorio de El Ejido. Asistirán los dos impulsores de la editorial Playa de Ákaba, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo.

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