José
Fernández
Los
trabajadores de la Escuela
del Mármol de Fines llevan ya casi un año sin cobrar. Catorce pagas adeudadas por
la Junta de
Andalucía que preside esa señora que no sólo lleva a Almería en su corazón,
sino que además no tiene más norte, horizonte, motor y guía que el bienestar de
todos los andaluces y andaluzas, como ella misma insiste en decir.
"Preocupados por su futuro" |
Pero
a doña Susana Díaz el problema de las familias de esos trabajadores (y
trabajadoras) que no cobran se le da una higa, porque sabe que tiene margen de
maniobra para ir dándole largas al asunto. ¿No creen ustedes que esto sería ya
un escándalo nacional si esa escuela fuera responsabilidad directa del gobierno
central o de un ayuntamiento gobernado por el PP?
Si
eso fuera así, tendríamos a diario conexiones en directo, puntuales y sin
racimos de errores, por televisiones que ahora parecen más preocupadas por las
reivindicaciones de algún millonario malagueño que tributa en California. Los
sindicatos que cada dos por tres están con la pancarta a cuestas no parecen
tampoco demasiado interesados en el tema.
Los concejales
socialistas que juegan al corro de la patata para protestar contra el cierre de
una taberna están más callados que un bloque de Travertino. No interesa tampoco
a los responsables del pujante sector del mármol almeriense, que lejos de
afearle a doña Susana Díaz las desatenciones que tiene la Junta con el tejido
empresarial de la zona, convirtieron la última edición de la entrega de sus
premios en grupo escultórico de adoración y peana.
Y
mientras tanto, tenemos que ver a doña Susana, de atril en atril, contándonos
lo mucho le preocupan a ella los temas cercanos, los de la gente, la realidad
cotidiana de los andaluces y las andaluzas, su futuro y su futura. Pues a ver
si en los supermercados de Fines el cariño de la presidenta es moneda de cambio
para poder hacer la compra diaria.
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