Elena
Torres
Periodista
/ Teleprensa
El
nuevo tiempo en el que hemos entrado tras los comicios del pasado 22-M pone al
diálogo y entendimiento en el eje de la nueva política que se quiera practicar.
Dado que no hay mayoría absoluta y, de los cuatro partidos que están en la
oposición, tres tienen la llave que permite aprobar cualquier ley en el
Parlamento, la ‘cintura’ política será la clave de esta legislatura.
Susana
Díaz (PSOE), la ganadora de las elecciones o más bien la que más escaños
acapara, ya ha tenido oportunidad de sentarse a hablar con todas las fuerzas
políticas con representación de cara a su investidura. Izquierda Unida, la
coalición que se vio sorprendida con la ruptura del pacto en la anterior
legislatura, aunque ya aventurara que no lo pondría fácil, ofendida como
estaba con lo que consideró una ‘traición’, lo cierto es que no tendrá que
hacer uso, en principio, de estrategias especiales dado que sus representantes
no son ‘vitales’ para los socialistas.
Griñán y Chaves |
El
principal partido de la oposición, el Partido Popular, sigue empeñado en buscar
un pacto entre las dos ‘grandes fuerzas’ para que gobierne la lista más votada. Si en
campaña electoral nunca consiguió arrancar a Díaz ese compromiso, difícil lo va
a tener ahora que sabe que su representación está a ‘años luz’ del contundente
resultado socialista. El PSOE ya ha dicho que “el Gobierno de la Junta no puede ser un
cambalache”, pero es más, podría haber sido más firme y haber reconocido que por
mucho que uno sea el secretario general de un partido no puede imponer
directrices de este tipo a nadie que haya obtenido representación por el voto
ciudadano.
A mi juicio, ni Díaz ni Moreno (PP) pueden imponer y condicionar a
un candidato de un pueblo a pactar o no con una fuerza para gobernar o no
hacerlo, porque cada territorio es distinto como también lo es el perfil de los
candidatos pero hay un principio de independencia que debe imperar en todo
aquel que gana a pulso su acta en unas elecciones. Además resulta cuando menos
chocante que haga este tipo de planteamientos una fuerza a la que se le llena
la boca proclamándose municipalista y luego no es capaz de respetar este
espacio.
Podemos
y Ciudadanos coinciden en plantear al PSOE la necesidad de que dimitan los ex
presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, envueltos aunque bien
atrincherados en el asunto de los ERE. Llegados a este punto, no acierto
a comprender qué les hace aferrarse al sillón. En
un breve repaso por la
Wilkipedia , vemos que Manuel Chaves, a sus 70 años de edad, comenzó siendo ministro con Felipe González cuando apenas tenía 41 y poco
después, con 45 años, ganó la presidencia de la Junta de Andalucía en la que
permaneció hasta 2009 cuando el presidente Rodríguez Zapatero le llamó para el
Ministerio de Política Territorial en Madrid.
José Antonio Griñán tiene un año
menos y antes de recibir el relevo de Chaves ya fue su consejero de Sanidad y
posteriormente de Economía, además de sus incursiones en los gobiernos de
Madrid. En definitiva, ambos han hecho todo un carrerón en esto de la política
y han superado la edad de jubilación sin querer dejar esta actividad. Ni Susana
Díaz ni Pedro Sánchez, ambos jóvenes, recién llegados y en cierta medida
herederos, se atreven a tener el ‘mal gesto’ de mandarles a casa a la espera de
que se aclare el conflicto con la justicia y se encuentran rehenes de dos
políticos que, sin duda, han hecho mucho en este país pero que son ya pasado aunque
supongan una rémora para el presente socialista.
Ni uno ni otro están sabiendo
estar a la altura en estos momentos. Les ha faltado generosidad. Es muy
probable que salgan limpios de este proceso judicial pero nada les hubiera
pasado por poner tierra de por medio hasta que todo se hubiera aclarado. No se
trata de dos jóvenes a los que se pueda truncar su carrera política por este
asunto sino más bien todo lo contrario, esto les llega ya en el ocaso y una vez
aclarado todo, la familia socialista a buen seguro les hubiera hecho todos los
honores necesarios. Pero como no ha sido así, todos esperan las comparecencias
del 9 y 14 de abril ante el Supremo para ver si la justicia puede poner en su
sitio lo que no es capaz de hacer la política. Aunque conociendo los tiempos
judiciales, yo no confiaría mucho en que pasadas estas fechas el asunto esté
más nítido que a día de hoy.
La
cuestión es que si Chaves y Griñán salen tocados, el PSOE habrá perdido un
tiempo precioso y al final no le quedará otra que sacarles de las siglas de la
peor manera y si salen victoriosos, aquí concluyen sus historias porque a estas
alturas nadie está para celebraciones.