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Cuando mantenerse es triunfar

Jorge Lirola Delgado
Profesor de la UAL y ciudadano almeriense

Como ciudadano comprometido con mi entorno, he seguido de cerca las elecciones andaluzas y me gustaría hacer una valoración de las mismas. En primer lugar, me parece claro que Susana Díaz y el PSOE adelantaron las elecciones, no haciéndolas coincidir con las municipales y mayor parte de autonómicas a pesar del consiguiente gasto económico que suponía la medida, como forma de medir fuerzas de cara al resto de procesos electorales con los que se van a renovar todos los gobiernos en España en este año, además de utilizar el factor sorpresa para tomar ventaja ante la falta de preparación del resto de candidatos. Oficialmente se justificaron en el hecho de que Andalucía necesitaba un gobierno estable y esa estabilidad no la daba ya IU.

El gran perdedor, sin duda, ha sido el PP, que se deja más de medio millón de votos (nada menos que un 14%), seguido por IU y UPyD, quienes casi reducen sus votos a la mitad y, en el caso de los últimos, pasan de fuerza emergente a náufraga, quedándose muy lejos de conseguir un primer escaño en Andalucía.
 
El PSOE gana en todas las provincias menos Almería. Gráfico: Te Interesa

Pero, por mucho que el PSOE quiera hacerlo pasar por un triunfo, no lo debería ser tanto, sobre todo por el escaso tiempo que han tenido los partidos en auge (Podemos y Ciudadanos) para organizarse y luchar contra las tácticas utilizadas por el PSOE y el PP, sobre todo la del miedo (¡Que viene el coco!). Esta estrategia creo que es fruto del miedo que, justificadamente, tienen ellos a que esas nuevas fuerzas emergentes acaben con un bipartidismo del que se han aprovechado hasta ahora, especialmente el PSOE a nivel regional, apoyándose en minorías para conseguir las mayorías absolutas cuando no las ha obtenido en la urnas.

Además, si se buscaba mayor estabilidad, mantener el PSOE el mismo número de diputados (47), con pérdida de más de 100.000 votos (casi un 8% de los suyos propios), máxime cuando el número de estos ha aumentado significativamente en casi 150.000 (cerca de un 4% del total), y con necesidad de buscar un nuevo acuerdo si se quiere tener esa estabilidad tan deseada al no haber alcanzado mayoría absoluta, no debería ser un éxito. Con el agravante ahora de que nadie debe querer pactar con una especie de Mantis Religiosa que suele devorar a sus socios de gobierno (lo hizo con el Partido Andalucista y lo ha hecho con Izquierda Unida).

Ciudadanos, la nueva candidata, debe pensárselo más de dos veces antes de dar un paso al frente. Y hasta el mismo PP en caso de apostar por un pacto general con el PSOE ante las nuevas fuerzas emergentes, pues en ambos casos puede ser cavarse su propia tumba. No obstante, en el caso del PP y el PSOE podrían tener gran interés por la posibilidad de intercambio de cromos ante las múltiples imputaciones y continuar así con la impunidad con la que han gozado hasta ahora. Pero esto debería ser desencadenante de un mayor auge de los partidos emergentes.

Sin duda, la mayor sorpresa a partir de las previsiones que se habían hecho, ha sido Ciudadanos, con sus 9 diputados, máxime al poderse convertir en llave de una mayoría absoluta. El talón de aquiles de esta formación está en ciudades como Jaén, donde no ha obtenido representación, y Huelva y Córdoba, donde, por poco, les ha arrebatado a Podemos un escaño en cada una de ellas. Podemos, aunque ha obtenido un gran resultado (15 escaños), deja un poso de fracaso al partir con mayores perspectivas. En Huelva han quedado a solo unos 600 votos de obtener un escaño más y en Córdoba a 1400 aproximadamente. En Almería hubieran necesitado tener unos 4500 complementarios a los casi 29.500 obtenidos.

En cuanto a Almería, la única provincia andaluza en la que gana el PP al PSOE en votos que no en escaños (5-5), no deben estar contentos ni unos ni otros. Mientras que los primeros descienden en número de votos y escaños estrepitosamente (tenían 7), el PSOE también pierde votos y no consigue arrebatarle al PP el protagonismo ante la aparición de Podemos y Ciudadanos, que obtienen un escaño cada uno. E Izquierda Unida pierde la representación que tenía.

Si hubieran sido elecciones municipales en lugar de autonómicas, los resultados en mi ciudad, Almería, hubieran sido: PP 11 (tiene 18), PSOE 7 (tiene 7), Podemos y Ciudadanos 4 cada uno (no tienen ninguno), IU 1 (tiene 2), y UPyD no obtendría ninguna representación. Pero, sin duda, a pesar de estar las elecciones municipales a la vuelta de la esquina, seguirá lloviendo antes de su celebración y más antes de las nacionales.