Kayros
Periodista
Considero
normal que los voceros del PP almeriense utilicen la munición más gorda para
poner de relieve la serie de obras llevadas a cabo por el alcalde. Significativamente
solo hablan de tirar muros en el Parque de la Estación , en la entrada por
Pescadería, en los derribos de las Casas de los Maestros y en la urbanización del
Barrio Alto. De este dar gusto a la piqueta deducen ellos que la ciudad lleva
un ritmo “imparable”, como nunca jamás lo tuvo en otro tiempo.
Túneles del AVE |
Bueno,
pase. Para mí todas las capitales llevan un ritmo imparable, porque de lo
contrario, si no se hicieran obras y si no se sanearan las calles y las plazas,
llegaría un día en que crecerían las malvas sobre el pavimento como en los
cementerios y solo dialogarían los muertos, a imitación de aquella ciudad
imaginaria que se sacó del caletre Juan
Rulfo.
Así
que, aún concediendo que se han hecho obras, a mí me toca destacar las que no
se han hecho. Para ello voy a utilizar el reportaje de M. J. José López Díaz
dedicado a Almería con motivo del 28- F. Sin nombrar la bella estampa del
Ayuntamiento en ruinas o el hospital materno- infantil todavía en la
imaginación y de cuya realización, supongo, es responsable la Junta , aquí tenemos el
déficit de las comunicaciones, vieja frustración almeriense que viene desde los
Juegos Mediterráneos.
Dice
López Díaz que de los 108
kilómetros de la línea de Alta Velocidad previstos, solo
están construidos 27,8. De los cien millones de euros que el Gobierno
presupuestó para el AVE en 2014, aparecen listos para gastar 30, en el 2015.
Díganme ustedes, sin resentimiento ni mala leche, qué efecto les produce ver
los túneles tapiados y las obras paradas como si quisieran invitarnos a la
siesta de las administraciones.
Solo
otra cita más: la del presidente de la Cámara de Comercio, Diego Martínez Cano a la
misma cara de Rajoy: “Nadie llega a Almería en menos de siete horas y, si viene
por avión, por menos de 500 euros”. Esto lo sé muy bien, porque me ha pasado
muchas veces.
Ahora
mediten en una Almería “imparable” con este socavón en las comunicaciones de “in
secula seculera”. No voy a entrar, porque ya lo hace la Universidad con más
sabiduría, en la incidencia de la falta de las comunicaciones sobre la economía
de la provincia. Tampoco volveré sobre la tasa de paro que tiende a engordar a
pesar de las buenas prédicas del Gobierno.
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