Antonio
Quesada
@AntonioFQuesada
Al
alcalde de Almería le persigue una frase como si fuese su propia sombra. Salió
de su boca como diciendo ahí la llevas,
por si te sirve: "La realidad es que el Gobierno no está en condiciones
de dar 250 millones de euros ni aquí ni en Vladivostok". Ese día sentenció
y condenó a muerte el proyecto de soterramiento.
"Una frase le persigue..." |
Aquella
declaración de intenciones, allá por abril de 2012, está a punto de cumplir tres
años, un tiempo que nuestros vecinos de Murcia han aprovechado de manera
decisiva. Sus compañeros del PP en esa ciudad, al contrario de lo que él hizo,
no renunciaron a este proyecto, siguieron reivindicando su ejecución y el Gobierno
acaba de anunciar que se pone manos a la obra.
Lástima
que aquí no se haya tenido la voluntad política que sí se ha tenido en Murcia.
Lástima que aquí se defienda un mini soterramiento –si es que incluso se puede
llamar así- en El Puche. Lástima también que las autoridades municipales hayan tenido
tan poca altura de miras y que no hayan peleado por aquello en lo que todos los
almerienses, por una vez, nos pusimos de acuerdo.
Almería
y los almerienses perdemos con la decisión del Gobierno de Rajoy de llevar a
cabo el soterramiento en Murcia y no en Almería mucho más que una millonaria inversión.
Perdemos un proyecto que transformaría la ciudad y la impulsaría definitivamente.
Renunciar a esta aspiración es renunciar al futuro, al desarrollo económico de nuestros
sectores productivos, al atractivo de una ciudad que dejaría definitivamente de
estar dividida.
Es
lo que tiene pensar en pequeño, que solo se puede aspirar a cosas muy pequeñas.
Con trenes del siglo pasado, sin noticias del AVE y con proyectos que se nos
han escapado de entre los dedos, cuando los teníamos a nuestro alcance, no nos
podemos permitir el lujo de tirar la tolla a la más mínima de cambio.
Si
nosotros mismos no somos capaces de luchar por nuestros intereses ¿quién lo hará?