Javier
Orrico
Catedrático
de Lengua y Literatura
Al
señor Garitano, entrenador de un
equipo
hasta ayer muy simpático para todos los españoles, le sentó muy mal que en
Almería no entendieran el vascuence. Y se lo dijeran, claro. Si se hubieran
callado, como venimos haciendo desde hace cuarenta años ante la bravuconería
nacionalista, entonces todo habría marchado como siempre, en el silencio
cobarde a que la estrategia del contentamiento nos ha condenado desde la
Transición. La asimetría, pues. Esa por la que nos obligan, legalmente, con la
aquiescencia de las Cortes españolas, a decir ‘Yirona’, ‘Yeida’, A Coruña,
Ourense u Hondarribia, traicionando a nuestra propia lengua, mientras ellos
escriben Murtzia, por ejemplo, Kantabria, Kanariak, Balearrak; y Saragossa,
Terol, Osca o La Corunya, que los catalanes usan su lengua sin complejos; igual
que los vascos escribiendo Bartzelona.
Garitano abandona la rueda de prensa |
La
reacción de Garitano ha sido,
vaya, pues, la más lógica. No están acostumbrados a que se les plante la menor
objeción a su arrogancia. Dar una rueda
de prensa en una lengua que nadie entiende, teniendo todos una lengua común, es
incomprensible en cualquier país del mundo, una falta de respeto a los que no
hablan esa lengua y una muestra del desprecio que nos dispensan. Las lenguas,
se supone, son instrumentos de comunicación y para eso nacieron, para que los
hombres se entendieran. Pero en España los nacionalistas, esa desgracia
española, lo que quieren es marcar la distancia, la frontera, la exclusión de
los que no pertenecen al núcleo de los elegidos, a la nación inventada o a la
raza milenaria y milenarista. Si quería hacer unas declaraciones exclusivas
para un medio en vascuence, hágalas al final y una vez terminada la rueda de
prensa. Pero resulta patético e intolerable tener a toda la prensa de Almería
esperando a que el pueblo elegido acabe su exhibición.
Así
pues, todo sucedió de manera contraria al dictamen políticamente correcto del
pobre jefe de prensa del Almería, que achacó falta de respeto a los periodistas
almerienses que no se enteraban de nada. Es obvio que la única falta de respeto
fue la de quien pudiendo usar una lengua que todos conocían, se lanzó a hablar
con el amiguete vasco en la lengua que excluye a todos los demás. Lo que
pretenden, siempre, es parecer extranjeros, de esa nación étnica que dicen ser,
en pleno siglo XXI, como fuente de privilegios políticos y económicos. Y hasta
futbolísticos, que hay que ver los arbitrajes villarianos del Barcelona y,
mucho más acentuados, los que recibe el Atlético de Bilbao, el equipo del PNV y
los Fueros.
Lo
peor de esta anécdota, tantas veces repetida, fue la reacción del coro de los
grillos hispánicos que de inmediato se pusieron del lado del bueno
de Gaizka. Un periodista
en Ondacero se disculpó en nombre de los almerienses por el espectáculo cateto
que acababan de dar algunos de sus informadores. Y el conductor del programa de
Radio Marca estableció doctrina afirmando que el gallego, catalán y vascuence
son oficiales en el Estado español. Y para rematarlo, una señora que dice ser
periodista, más bien actriz, la catalana Samanta Villar, aunque su apellido
huele a sur, se suma al coro con un 'tuit' en el que demuestra no ya que no
sabe escribir, sino que no sabe ni redactar. Además de hacer pública su
imperial ignorancia sobre las lenguas de España, y sobre lo que hoy significan
los términos castellano y español, que para ella deben de ser cosas del estranger,
se lanza a desdeñar el español de los almerienses sin saber de lo que habla.
Como si nosotros descalificáramos el catalán occidental frente al oriental. La
filóloga. Gran nivel.
Para
empezar por el final, en el Estado español la única lengua oficial,
así fijada en la Constitución de 1978, heredera de la Constitución republicana
que lo estableció por primera vez, es la lengua española, que en el texto legal
fue jibarizada como castellano.
Esa
fue la primera muestra del contentamiento que nos ha llevado a la brillante
situación actual:
ahí, al renunciar a su nombre verdadero, comenzamos a ceder y menospreciar su
condición de lengua común, de lengua de comunicación y cultura entre españoles
desde cinco siglos atrás. Las demás lenguas de España son cooficiales en sus
respectivos territorios, y sólo allí. Podrían haber sido lenguas muy queridas
por todos, como lo eran a finales de los setenta, si no se hubieran usado como
armas contra los demás. Pero en Almería, querido colega de Radio Marca, no
puede ser oficial una lengua que no habla nadie, salvo, quizás, algunos
exiliados vascos que se fueron huyendo del terror hasta una tierra abierta y
luminosa donde nadie les hiciera análisis de sangre.
Pero, sobre todo, y en segundo lugar, es que la verdadera lengua de los vascos no es el vascuence –que es como se dice en español, y no euskera ni euskara-, sino la lengua española, que allí arriba llaman castellano. Me gustaría saber en qué lengua habla Garitano con sus jugadores. Aunque lo sospecho. Ninguna excusa, por tanto. Teatralización política de unas diferencias que no son, en absoluto, aquellas de las que alardean con estricta finalidad xenófoba en el caso de los nacionalistas, da igual batasunos que del PNV. Dos de cada tres vascos son de lengua materna castellana, la misma que es materna también del 54% de los catalanes.
Pero, sobre todo, y en segundo lugar, es que la verdadera lengua de los vascos no es el vascuence –que es como se dice en español, y no euskera ni euskara-, sino la lengua española, que allí arriba llaman castellano. Me gustaría saber en qué lengua habla Garitano con sus jugadores. Aunque lo sospecho. Ninguna excusa, por tanto. Teatralización política de unas diferencias que no son, en absoluto, aquellas de las que alardean con estricta finalidad xenófoba en el caso de los nacionalistas, da igual batasunos que del PNV. Dos de cada tres vascos son de lengua materna castellana, la misma que es materna también del 54% de los catalanes.
La
verdadera lengua ‘propia’ de la mayoría aplastante de los vascos es, pues, el
español. La lengua que están, en fin, intentando expulsar, sin éxito, del País
Vasco y de Navarra. La lengua en la que cada día es más difícil estudiar,
reservada ya casi sólo para inmigrantes. La lengua en la que no se dignan
rotular en sus carreteras o administraciones. Si el señor Garitano quería, con su gesto,
encarnarse en adalid de los vascos, entonces, digámoslo de una vez, no estamos
más que ante alguien que sólo representa a una minoría. Eso sí, la minoría
dominante, la que controla todo el poder en Euskadi, la que ya ha empezado a
marcar en Guipúzcoa a los que no hablan 'euskara'.
Este domingo en Almería sólo el señor Garitano faltó al respeto a alguien: a quienes habían acudido a escuchar sus manifestaciones y no pudieron hacerlo. Que algo así no hubiera ocurrido antes, con Guardiola o con cualquier otro nacionalista confeso, no muestra sino nuestra cobardía y la renuncia a defender lo común frente a los que sólo buscan separarnos. Y el único cateto, querido colega de Ondacero, lo siento, pero eres tú.
Este domingo en Almería sólo el señor Garitano faltó al respeto a alguien: a quienes habían acudido a escuchar sus manifestaciones y no pudieron hacerlo. Que algo así no hubiera ocurrido antes, con Guardiola o con cualquier otro nacionalista confeso, no muestra sino nuestra cobardía y la renuncia a defender lo común frente a los que sólo buscan separarnos. Y el único cateto, querido colega de Ondacero, lo siento, pero eres tú.