Xabier Ferrero
Periodista / Deia
El incidente del entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, en la sala de prensa del Almería continúa siendo motivo de polémica en los medios de comunicación. Reproducimos a continuación el artículo de Xabier Ferrero publicado en diversos periódicos del País Vasco. Obsérvese como, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el periodista rememora los 'sucesos de El Ejido', que, sinceramente, desconocemos qué conexión pueden tener con este caso. Si hubiéramos sabido que Ferrero iba a hacer sus observaciones con una mira tan amplia, hubiera venido bien contarle el caso de 'El Chupasangres de Gádor', episodio que sin duda habría moldeado para darle encaje en el artículo.
Chema Fernández, colaborador de Onda Cero Almería, y José Luis Laynez, corresponsal
de una agencia deportiva, son los nombres a los que responden los protagonistas
del bochornoso episodio que sucedió en la sala de prensa del Estadio de los
Juegos Mediterráneos de Almería que llevó a Gaizka Garitano, técnico del Eibar,
a abandonar su comparecencia. Estos informadores, que no periodistas, se ganan
la vida como secretario de la Delegación Almeriense de la Federación Andaluza
de Fútbol, en el caso del primero, y como profesor de un colegio público, el
segundo.
Gaizka Garitano |
Dos
ámbitos, los del deporte y educación, que son vehículo de transmisión de
valores y no casan con su comportamiento intolerante y cateto que mostraron con
su torpeza de cuestionar el uso del euskera por parte del hijo de Ángel Garitano,
Ondarru, a las preguntas de Joseba Urkiola, de ETB. Los autores de tamaña
intransigencia no representan al colectivo de periodistas de Almería y
escribieron una de las páginas más lamentables del periodismo deportivo
almeriense y, créanme, hay muchos desatinos que se podrían contar.
El
periodista que firma este artículo no había conocido algo tan denigrante en los
diez años de ejercicio profesional siguiendo la actualidad diaria de la Unión Deportiva
Almería. Lo curioso del caso es que este club, modesto y honrado, caciquil y
peculiar, ha tenido muchos técnicos vascos y algunos hicieron historia con sus
ascensos a Primera. El listado recoge el que capitaneó José María Maguregi, en
los años 80 del pasado siglo, o los liderados por el guipuzcoano Unai Emery, en
2006-08, y el navarro Javi Gracia en la 2013-14. Otros no tuvieron tanta suerte
y fueron cesados, como los guipuzcoanos Gonzalo Arconada o Juanma Lillo, o
consumaron el descenso a Segunda, como Roberto Olabe.
Pero con independencia de
su trabajo, nunca perdieron sus orígenes. Respondían en euskera a las preguntas
que les formulaban en el idioma de los vascos los enviados especiales
euskaldunes de los medios de comunicación desplazados hasta Almería sin ningún
tipo de problema.
No hay pueblo sin algún tonto y esta pareja de paletos ha
tenido el deshonor de romper con esta tradición cultural. La situación me ha
cogido en Barcelona en la presentación del libro Mordisco al racismo, de un
periodista amigo, madrileño de nacimiento pero adoptado de El Ejido, un pueblo
que pasó a la historia negra por los sucesos racistas de febrero de 2000. Este
periodista pensaba que aquello había sido el último vestigio de intolerancia de
esta provincia, pero la realidad, siempre terca, ha demostrado que algunos no
aprenden y no cogen el paso ni con un tambor.
Sería deseable que lo del pasado
domingo se quede en una mera anécdota, triste pero puntual, y no distorsione la
imagen de un pueblo, el almeriense, con sus muchas virtudes y también con sus
defectos, como consiguieron ensuciar, y tanto tiempo les ha costado normalizar,
los lamentables episodios ejidenses. La sinécdoque, el uso de la parte como
representación del todo, no cabe en este caso.