Javier
Adolfo Iglesias
Periodista
Pedro
Mañas no sabe decir help para pedir ayuda. De hecho, no lo ha necesitado para
que de forma espontánea decenas de ingleses del Levante almeriense se hayan
movilizado y recaudado más de mil euros en apenas unos días para enjugar el
daño económico sufrido por el robo de su ganado. La noticia fue dada a conocer la semana pasada por el rotativo inglés
almeriense Costa de Almería News. Richard Torné informa de que el mes pasado, la
humilde finca ganadera que Pedro Mañas tiene en Sierra Cabrera sufrió un robo
nocturno valorado en unos 1.700 euros.
Pedro tiene 41 años y vive con su padre Juan, de 68, en la casa de su hermana en Turre, a unos seis kilómetros de donde tiene la finca con el ganado, en Cortijo Grande, en Sierra de Cabrera. Tiene cinco perros pastores pero “no están enseñados” a defender los corderos y borregos de los desaprensivos. Hace dos años ya sufrió otro robo nocturno semejante y entonces puso denuncia en el cuartel de
Pedro Mañas |
Pedro Mañas es más pastor que empresario, aunque él prefiere denominarse
ganadero. Pero es en su condición de pastor por la que es conocido entre
decenas de ingleses residentes que se cruzan con él y sus animales a diario por
los caminos de Sierra Cabrera. Esta cercanía ha sido fundamental. Y el hecho de
que Pedro es amable y saluda a todos, en español, porque de inglés apenas sabe
reconocer una palabra. “Hasta han llamado de Inglaterra para ayudarme”,
declara.
El ángel de la guarda de Pedro, Juan y sus
borreguitos es Sandra McIlroy, una inglesa que junto a su esposo decidió
instalarse definitivamente en Almería después de haber sido veraneante en el Levante almeriense durante años. El año pasado compró una finca afectada por
los incendios en Sierra Cabrera de los últimos años y la ha convertido en
la Finca Listonero ,
un hotel y restaurante de ensueño. Ella es la vecina más cercana de Pedro y su
padre. Y fue precisamente ella la que la noche del robo vio a un coche azul
con un remolque abandonar la finca de su vecino Pedro.
De poco sirvió para dar datos concretos a
“Conozco a Pedro desde el principio y de
vez en cuando tomamos café juntos”, declara. La intención es que con el dinero
donado reponga sus animales robados. Pero la señora McIlroy sugiere además que
con lo recaudado se podría comprar dos focos que iluminaran la entrada para así
disuadir a posibles ladrones o al menos poder distinguir la matrícula.
Pedro está muy agradecido e intenta explicarse este gesto de solidaridad.
“Los veo casi todos los días y a lo mejor me tienen aprecio. Es raro,
porque ellos pasan todos los días con los coches. Y les tienen aprecio a los
animales”, afirma. Pedro no recuerda haber hecho algún favor puntual. Solo le
ha regalado leche y queso del que elabora para su consumo de forma casera
y artesanal. “Somos vecinos y nos ayudamos”, asegura, mientras ya ensaya en
inglés un gran “zenkiu”.