Emilio
Ruiz
Miércoles, 20 de mayo, 13º de campaña. Querido
E: Los nuevos alcaldes tienen que estar preparados para recibir de sus vecinos
–y más si éstos les han votado- las más variopintas peticiones. Desde un puesto
de trabajo para el niño a la reposición de una bombilla. Desde la recogida de
unas caquitas de perro –como sabe el alcalde de la capital- hasta la tala de un
árbol. Desde el abono de un recibo del agua al perdón de la contribución. No
hay reglamento municipal alguno que ponga límite a las peticiones vecinales.
Además
de éstas, hay otras demandas que son curiosas. Quien ha sido, hasta hace unos
meses, responsable de Comunicación del Obispado de Almería y fue en el
franquismo concejala en el Ayuntamiento de Almería, María Cassinello, ha hecho
una entrañable petición a su alcalde, Luis Rogelio: que no quite más nombres de
calles a miembros de su familia. Dice Cassinello que si es que no fue
suficiente con la calle que quitaron a su madre, Adela Pérez. Ahora, parece que
se la han quitado a su tío Andrés. Tiene razón la mujer: a este paso los
Cassinello se quedan sin una calle que echarse a la boca. Un abrazo.