Emilio
Ruiz
Día 13 de mayo, 6º de campaña. Querido
E: Soy amigo de las causas perdidas. Empatizo con ellas, que habría que decir para
que no te llamen carca. Me encuentro por el Paseo a un viejo conocido. Es
candidato a concejal del Ayuntamiento de la capital. Ocupa un lugar de relleno
en la lista. En la lista de un partido antaño apreciado, hoy residual aquí y en
Sevilla. Se le ve ilusionado. Me lleva a la sede de su partido para que vea ‘con
qué ilusión trabajan los compañeros’.
La
sede es coqueta. Carteles de la candidata por las paredes. Al fondo, incluso lo
que parece una cámara de televisión. Media docena de afiliados, en torno a una
mesa rectangular corrida, introducen papeletas en los sobres. Se dan arte.
Creen que voy de refuerzo. No me identifican como el autor de estos
articulillos: tampoco creo que los lean. No veo periódicos por ningún lado.
Tras un rato, nos despedimos. Al salir por la puerta, mi amigo se me derrumba:
“Y to esto, Emilio, pa na”, me dice en tenue voz. No sé, me dio pena. Un
abrazo.