José
Fernández
josehome@hotmail.com
Parece
que el otro día en el Parlamento Andaluz algún diputado estuvo descortés y poco
gentil con la nueva portavoz de Podemos, Teresa Rodríguez, y en lugar de
callarse ante las cosas que decía y luego votar en consecuencia, le espetaron
frases del tipo “calladita estás más guapa” o “no tienes ni puta idea”(sic.). Naturalmente
se han alzado voces que han querido convertir este tema (poco ejemplar, pero
ciertamente menor si tenemos en cuenta los diarios de sesiones de los parlamentos
autonómicos, nacionales e internacionales) en una especie de cruzada machista
contra la portavoz política.
Teresa Rodríguez |
Me
van a perdonar, pero uno empieza a estar harto de tantísima ridiculez. De
entrada porque es una cuestión leve que evidencia dos cosas: la mala educación
de quien interrumpe y menosprecia a un parlamentario en el uso de la palabra y
la manifiesta inutilidad del presidente de la Cámara por no saber parar a tiempo el corrincheo.
Si alguno o alguna quiere elevar este asunto a Causa General contra el Machismo
Rampante y la
Falocracia Universal , está en su perfecto derecho.
Pero
déjenme apuntar entonces un par de detalles. El primero es que la formación política
a la que representa esta señora se vanagloria de interrumpir, boicotear,
impedir y alterar todas las intervenciones, conferencias, discursos o cualquier
otra actividad que ellas y ellos consideren inadecuados y dignos de alterarse. Suerte
tuvo la afligida portavoz de no haber tenido que detener su intervención ante la
presencia amenazante de gamberros vociferantes o zangolotinas despelotadas
luciendo emotivos mensajes sobre la izquierda y la derecha.
Y
ya, de paso: ¿qué habría pasado si la intimidada por cachondeítos y faltas de
respeto hubiera sido una parlamentaria del PP? Se lo digo yo: nada de nada.
Ninguna de estas voces al borde de la ronquera antimachistas hubiera dicho lo más
mínimo, como nunca dijeron nada cuando el secretario de Organizacion del PSOE de
Huelva mandó a la ministra Fátima Báñez “a hacer punto de cruz a su pueblo”, o
cuando el ex vicepresidente de la
Junta , de IU, se refirió a una delegada del PSOE como “la de
las tetas gordas”.
Y
ahora, por favor, que no me digan que el machista soy yo, que me va a dar un
soponcio. Y un berrinche.