Antonio
Felipe Rubio
Periodista
Se
suele dar por bueno el aserto “El pueblo es sabio” o “El pueblo nunca se
equivoca”. No estoy de acuerdo. Nunca seremos sabios si nos dejamos embaucar. La
aparición de partidos políticos nacidos del apresurado y oportunista análisis
de una depresión económico-social suele aportar experiencias que la historia
refleja sólo para conocerlas y jamás reproducirlas.
La
demagogia y el populismo han provocado una irracional visceralidad que, lejos
de entrar en el posibilismo de alocadas propuestas, sirve para radicalizar
posturas que conduzcan a lo que llaman “regeneración democrática” que, en
realidad, es el camino más rápido para alcanzar la inestabilidad e inseguridad
jurídica. Prueba evidente de ello son las condiciones impuestas por Ciudadanos
y Podemos al PSOE de Andalucía para apoyar la investidura de Susana Díaz.
Susana Díaz |
Y es
que pedir la “cabeza” de Chaves (órgano fisiológico más prominente y
preeminente del semoviente) no tiene sentido si de ejemplarizar la lucha contra
la corrupción se trata. La cabeza de chaves no soluciona ni repara los últimos
datos aportados por la UCO
de la Guardia Civil
que elevan a 1 300 millones de euros el fraude de los cursos de formación y los
extiende hasta el año 2014 (año en el que, también -como Chaves y Griñán-
Susana fue presidente de la
Junta ).
Si C´s tuviese verdadera intención en la apelada
regeneración democrática no eludiría este relevante argumento. Sin embargo, se
recrean en la sobreactuación del guerrero “predator” que exhibe la cabeza del
derrotado en el extremo de una afilada pica: regeneración regresiva al estilo Australopithecus.
En
cuanto a Podemos, piden a una administración autonómica que se rija con
comportamientos arbitrarios y caprichosos cancelando las cuentas con aquellas
entidades financieras que no se plieguen a su visión particular de la legalidad
vigente en el proceso de embargos o desahucios. Es decir, pretenden la
populista discrecionalidad frente a la seguridad jurídica.
Susana
Díaz se equivocó; y muchos andaluces, con ella. Quiso alcanzar la gloria que
cree le pertenece al considerarse irrenunciable, imprescindible e
irreemplazable. Su discurso, talante y argumentos la delatan. Igualmente, el
conocimiento de la realidad advierte del espejismo: “Quién la conozca, que la
compre (Maíllo, IU)”.
Fruto
de unas elecciones que no concretan un mandato directo y diáfano, dejamos en
manos de los “negociadores” un futuro incierto prologado de “tactismos” y
“tacticismos”. Ambos conceptos, de referirse a tácticas políticas, son
indebidos, inexistentes e inadecuados. O sea, que aplican tácticas desde
conceptos incorrectos… Así salen después las cosas, como un “paquete potente
de…”.
En
política dos son muchos, y tres multitud. La aversión hacia el bipartidismo
siempre nace de situaciones que sólo puede solucionar el bipartidismo: PSOE
arruina/PP recupera. PSOE vuelve a arruinar/PP vuelve a recuperar… Son los
ciclos conocidos con Felipe/Aznar y Zapatero/Rajoy. No hay más historias. Es
nuestra experiencia indeleble. Si hay un gobierno experimentado en recuperar la
situación es el PP; también es cierto que no hay nadie como el PP para perder
el poder una vez pone en bandeja los logros alcanzados.
Cambiar
de cabalgadura vadeando un río es arriesgado; y a mayor intensidad de la
corriente, suicida. Ahora
la corriente es intensa y agitada. Aguas arriba abunda el aporte de
oportunistas afluentes y no paran de aparecer zigzagueantes meandros
(propuestas, promesas, ilusiones). Siempre,
por escabroso y bravío, el río se serena en la desembocadura. Es cuestión de
seguir con precaución su curso. Las crecidas son impetuosas; después, siempre,
siempre aparece el lodo y la bardomera.