Miguel Cazorla es un chaquetero

Carlos Sánchez
Concejal del PP en Almería


Miguel Cazorla es un chaquetero. Ojo, que con este adjetivo no estoy insultando a nadie, ni faltando al respeto. Simplemente me remito a la Real Academia de la Lengua, que define chaquetero como aquel “que chaquetea, que cambia de opinión o de partido por conveniencia personal”. Me explico. Cazorla fue concejal de Turismo con GIAL y más tarde se presentó a unas primarias internas para integrarse en las filas del PP como edil, pero se quedó solo y ni sus propios compañeros lo apoyaron.

Miguel Cazorla
Para no necesitar de la política para vivir, como dice, le ha cogido gustillo y, aprovechando el rebufo de Albert Rivera, ahora se presenta con otras siglas, las de Ciudadanos. Me imagino que si es elegido concejal donará su sueldo a alguna institución o causa benéfica. En caso contrario, estaría faltando a la verdad.

Claro que no sería la primera vez que miente, afición a la que también parece haberle cogido gustillo. El pasado viernes, un centro educativo de la capital tuvo que desmentir a Cazorla, que días antes había asegurado que la ‘encartelada’ de las paredes exteriores del colegio había sido permitida por el propio centro.

Como tampoco es cierto que la Junta Electoral lo autorizara a utilizar una pared de la Diputación para pegar sus carteles, ensuciando la ciudad y dañando el patrimonio de todos los almerienses. Pero no solo miente, sino que se está saltando otros trámites que serían necesarios para que cualquier ciudadano (en minúscula), pudiera, por ejemplo, estacionar una furgoneta en la Rambla para repartir naranjas.

Porque deben saber los lectores que el candidato de Ciudadanos no pidió ningún permiso para acceder con un vehículo de gran peso a la Avenida Federico García Lorca y repartir cítricos durante más de tres horas. Imagino que a Cazorla le dará igual saber las losas que partió porque su reposición saldrá del bolsillo de todos los almerienses.

Y es que siempre le ha gustado disparar con pólvora de rey cuando paga otro. Lejos de representar ese cambio que tanto pregonan, el partido de Rivera presenta en Almería un candidato reciclado que más bien quiere vivir de la política que para la política. Y si no, al tiempo.