Antonio Felipe Rubio
Periodista
A la espera de componendas tras el 24-M nadie
se quiere significar con el apoyo a Susana Díaz. Cuando parecía agotarse la
imaginación en la factoría de coartadas y excusas estalla el escándalo de
Aznalcóllar. PP, C´s y Podemos han dado con un filón que justifique continuar
explotando el “tactismo” y “tacticismo”. Pero, como se dice en minería,
separemos la mena de la ganga.
¿Acaso alguien se extraña -a estas alturas-
del “modelo” de adjudicaciones y contrataciones de la Junta de Andalucía? Quizá
nos hayamos olvidado del derroche de nepotismo sectario que ha adornado la
creación de empresas, instituciones, organismos… que la Junta ha protagonizado
desde tiempos inmemoriales.
Susana Díaz |
Recuerden el sistema sectario de otorgamiento
de licencias para las emisoras de radio en FM; los amigables canales de TV
local en TDT; los permisos para huertos
solares a -casualidad- exdirigentes socialistas; la compra de terrenos (LIC)
del PITA; las demarcaciones y calificaciones de suelo en Cabo de Gata; la
tortuga mora, el sapo leproso…; la discrecionalidad en los BIC (impedir Corte
Inglés); y por no abundar en ruinosas subvenciones y empresas como Ándalus
(líneas aéreas) que fenecieron con el espectáculo de la Guardia Civil a pie de
escalerilla embargando el aparato. Éstas, y decenas de miles más que no ha
publicado El Mundo, han jalonado los comportamientos de la Junta en Andalucía y
que no difieren si es Chaves, Griñán o Susana.
A la insultante desfachatez se le suma el
electoralismo. A Susana no le “tiembla el pulso” una vez más, y van… Sin
encomendarse a consecuencias o efectos colaterales (¿otro Algarrobico?) pega un barrenazo y cierra la mina. Caso
inédito en la habitual resistencia numantina que ofrece la Junta a reconocer
errores propios y a aceptar el tactismo o tropismo de autos judiciales. Vamos,
que si no se tratase de los intereses de Susana (investidura) iban a tardar en
mandar a esparragar a la juez del 3 de los de Sevilla. Alaya puede avalar el
reconocido y disciplinado talante colaborador de la Junta.
Susana ha sido responsable máxima y directa
de un asunto que la homologa como integrante, participante y continuadora de
una saga/casta al frente de una institución que afronta el auto judicial
plagado de inequívocos calificativos de monumental pucherazo.
Los que ahora hablan de regeneración
democrática y anticorrupción exhibiendo peregrinos y artificiosos argumentos
para facilitar la investidura ya no tendrán que referirse a situaciones
pretéritas o pedir la cabeza de dirigentes imputados; aquí, con Susana, tienen
una mina a cielo abierto y con la maquinaria maniobrando a la vista.
Es una vergüenza que partidos que juegan al
“tacticismo” hablen de Código Ético sólo para casos de corrupción. ¿Acaso la
“corrupción” está tipificada como delito formalmente? No nos dejemos engañar.
En el Código Penal no existe el delito de corrupción; existen delitos que, en
su conjunto, conducen a englobarlos en la expresión “corrupción”. Así las
cosas, la prevaricación, cohecho y malversación son “delitos de corrupción” para
los ya instalados; y la apropiación indebida, ingresos irregulares, alzamiento
de bienes, falsedad documental… debería suponer inexcusable impedimento para
los que pretenden su instalación. Y esto les toca de lleno a C´s y Podemos. El
problema radica en la tremenda cara dura de algunos/as que no tienen clasificación
en la Escala de Mohs.
Susana acaba de recibir su tercer No. Quienes
la conocen dicen tener miedo a que consiga el Sí. “La mala leche acumulada en
reiterados rechazos -me dicen- puede estallar en una venganza de proporciones
descomunales”. Y es que frustrar la abrupta vanidad de Susana puede alumbrar
una peleana erupción de talante y regeneración democrática que, por si acaso,
es preferible observarla de lejos y a buen recaudo.