¿Qué ha pasado?

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Todos ganan en la capital: PP es la lista más votada, pero sin mayoría absoluta; PSOE gana concejales; IU gana a las encuestas; C´s pasa de cero a tres y es bisagra. Diputación sigue con mayoría absoluta en manos del PP (Amat salva los muebles). Lecturas:

En El Ejido el PP arrasa; prueba evidente de que el escarmiento del populismo y caudillaje es la mejor medicina para entrar en razón. 

El alcalde de El Ejido
ejerce el derecho a voto
Se ha votado en clave nacional. Las decisiones del Gobierno nacional y la gestión de la crisis ha sido superada por el populismo propagandístico. El electorado no ha otorgado confianza ni votado en actitud objetiva; ha castigado con el voto arrojadizo una gestión aceptable de ediles que se han visto “contaminados” por el Gobierno de Rajoy que, de haber sido elecciones generales, obtendría una derrota de proporciones catastróficas.

Permanece la consolidación del bipartidismo y no existe alternativa alguna al modelo revolucionario y regeneracionista anunciado. Pero dudo que el Gobierno “entienda el mensaje”.

Podemos, con sus marcas blancas, no obtiene respaldo suficiente y se mantiene la “izquierda clásica” con IU que, a pesar de consolidar dos concejales en la capital, ha sido barrida en el ámbito territorial.

El PSOE recupera concejales y se mueve en el entorno del voto razonable del sector ideológico previsible que le respalda. No hay motivos para arrogarse protagonismo. Son los que son y para de contar.

C´s obtiene tres concejales gracias a la sinergia nacional de Rivera. Muy pocos candidatos -quizá ninguno- de la formación naranja pueden atribuirse el éxito personal.

Consecuencias:

Más inestabilidad e incertidumbre. Se abre un periodo de mercadeo e intereses espurios. Los partidos bisagra jugaran en tableros diferentes, según convenga. El precio de gobernabilidad obedecerá a intereses personalistas al existir una ideología laxa y compromiso público nulo, y esta circunstancia puede dar lugar a contemplar espectáculos de disensiones internas en partidos/personas que no acepten doblegarse a decisiones de la cúpula (cada uno a su bola).

Además, como no se ha votado en clave municipal (la persona, la gestión, la empatía…), se servirá un amplio menú de posibilidades para sentarse a la mesa del ágape territorial y nacional que ya planifica la cúpula de los emergentes. No obstante, puede existir descontento y renuencia a sacrificios inaceptables por parte de unos jefecillos de aluvión carentes de identificación ideológica y disciplina de partido que, en estos eufóricos momentos, se creen el eje del Orbe.

… Y llega la realidad:

Ahora es el momento del gobierno de la gente y de las personas. Ahora conoceremos el color del desengaño. Los pobres -menos visibles- seguirán siendo pobres, y los ricos -más escurridizos- seguirán siendo ricos. Algunos, con la capacidad de maniobra otorgada, se apresurarán a poner en práctica sus aventuradas políticas sociales para encandilar y volver a embaucar de cara a las elecciones generales; ese es el fin, y el populismo, el medio. Y, salvo intereses sectarios, la vida sigue igual o peor.