Juan Torrijos
Periodista
Lo
más duro para un político es cuando no tiene nada que decir. Si algo les sobra
a nuestros padres de la patria son palabras, que no es lo mismo que “tener palabra”.
Cuando se ven obligados a declarar que no tienen nada que decir están rompiendo
el primer y más importante mandamiento de la política: explicar hasta
convencer.
Al secretario
provincial del PSOE almeriense, José Luis Sánchez Teruel, lo tienen “frito” con
la historia de Albox y con su candidato, Rogelio Mena. Cada vez que aparece
ante un micrófono surge la misma pregunta: ¿Tiene usted algo que de decir sobre
la candidatura de Rogelio Mena en Albox y su juicio el 4 de junio? La misma
respuesta: “No tengo nada que decir”.
Rogelio Mena |
El
político es lo más parecido a un charlatán de feria, y que me perdonen los
charlatanes. Si está en una tertulia no deja hablar al contrario, si es una
rueda de prensa se torna pesado con sus peroratas, si lo que toca es un pleno algunos
no saben cómo acabar. Siempre les falta tiempo. Vamos, que si algo les sobra son
palabras.
No
siempre, ¡eh! Cierto. Tiene usted mucha razón. Ante algunas situaciones
nuestros políticos se quedan afónicos. Adiós a la palabra. ¿Por vergüenza? La
mayoría de las ocasiones, aunque también algo de prudencia. Sientan en el
banquillo a Rogelio y dice su secretario provincial que no tiene nada que
decir. ¿Vergüenza, prudencia? No es el caso del señor Mena, que declara que
siente “inmensa alegría” por sentarse en el banquillo.
Don
Rogelio se alegra con unas cosas. A Sánchez Teruel le faltan las palabras, al
alcalde Rogelio le sobran. Da la impresión de que la felicidad del señor Mena
depende de que lo siente en el banquillo de los acusados, lo tiene muy fácil el
caballero, un juicio cada mes y bienaventurado siempre, hasta el fin de los
tiempos.
Si
en el centro está la virtud, dicen que también anda el mayor saco de votos, Teruel
nos debería decir algo más sobre el juicio de su candidato y el candidato
debería decir algo menos. Guardar un prudente silencio por parte del candidato
se entiende, se respeta y hasta sería beneficioso para él; ese mismo silencio
en el jefe no se entiende tanto, se respeta menos y flaco favor le hace al
partido.
No
es malo que acabe con su afonía señor Teruel y pida a su compañero de Albox que
coja una ronquera de vez en cuando.