Kayros
Periodista
Se
comentan mucho las primeras impresiones que los diferentes partidos
manifestaron a la caída de las mayorías absolutas en autonomías y
ayuntamientos. Algunos comentaristas ironizan sobre tal impresión ya que para
ellos no puede ser verdad tanta belleza. Yo por mi parte diría lo contrario.
Sin mayoría absoluta cualquier formación, por pequeña que sea, puede tener
esperanza; lo que no pudo ocurrir antes con la dictadura aritmética y cerril.
Luis R. Rodríguez |
La alegría de los resultados de la noche del domingo es ver a los gozadores de
mayorías absolutas durante tanto tiempo hacerse ahora simpáticos a la búsqueda
del cliente que les ayude a gobernar. La escena la ha visto bien nuestro humorista
Arranz pintando un Luis Rogelio dialogante y oferente ante un Miguel Cazorla,
hijo pródigo, que ahora exige el bastón de mando.
Por sucesos de este corte
habría que entonar un cántico a la democracia de los pueblos. Pero antes de que
cesen los abrazos, los bailes , las felicitaciones por el triunfo, hace falta
un curso acelerado de prudencia en los pactos que vienen. Tanto Ciudadanos como
Podemos, al tener conciencia de que son la clave, parecen demasiado engreídos.
Exigen demasiado: Y no se debe ir al mercado sin voluntad de rebaja.
Si el PSOE
está atento a lo que dicen los de la coleta debería que saber que el propósito
de los populistas es ocupar el puesto de Pedro Sánchez en la lucha final contra
el PP. Por consiguiente a ver qué se hace con esos pactos algo endemoniados.
Por otro lado, lo acontecido con Susana Díaz no hay que echarlo al olvido. Un
tactismo de gabinete ha hecho pensar que los intereses del pueblo andaluz
interesaban bien poco después de las elecciones. Y esto no debiera repetirse.
Es imposible que la derecha no esté esperando su ocasión para hablar de frente
popular inventándose ideologías comunistas o bolivarianas hasta en la sopa de
Sor Lucía. Aunque al PP le huela el culo a humo, Rajoy dirá que nunca pasa nada
y que piensa ganar las próximas elecciones generales. Ya se verá.