Emilio
Ruiz
La
celebración de nuevas elecciones autonómicas en Andalucía, tras la decisión de
la mayoría de la cámara de no proclamar a un presidente –o, mejor, a una
presidenta-, no figura en la agenda de ningún partido político. Ni como realidad
ni como posibilidad. Pero que una nueva cita con las urnas no sea deseada por nadie no
significa que haya que descartarla por completo.
Lo
que sucede estos días en el Parlamento de Andalucía habría que calificarlo de
puro esperpento. Tenemos unas elecciones celebradas desde el pasado 22 de marzo
y tenemos a 109 diputados electos. Pero no tenemos un parlamento activo –si
bien los diputados están en nómina y perciben sus retribuciones con
puntualidad- y seguimos con una presidenta en funciones.
Si
la mayoría de la cámara no considera adecuado que Susana Díaz sea presidenta de
Andalucía y esa mayoría tampoco ofrece una alternativa mejor, nuestro Estatuto
ha previsto, para salvar el bloqueo, la convocatoria de nuevas elecciones en el
plazo de dos meses. Esas elecciones se celebrarían, si es que llegan a
convocarse, en el mes de septiembre, coincidiendo con las elecciones al
Parlamento de Cataluña.
¿A
quién beneficiaría y a quién perjudicaría la repetición de las elecciones en
Andalucía? Analicemoslo partido a partido:
Partido Socialista. El PSOE fue el
partido más votado en las elecciones de marzo. Consiguió los mismos diputados
que en 2012 a
pesar de perder 123.000 votos y obtener su peor resultado histórico. Su triunfo se ha hecho más grande porque grande
ha sido la derrota del Partido Popular. Susana Díaz se presentaría en estas
nuevas elecciones como víctima del bloqueo y demandaría de los electores una
mayoría suficiente para que la situación no se repita. El PSOE sería, sin duda,
el gran beneficiado de unas nuevas elecciones.
Partido Popular. El PP quedó el 22-M en segunda
posición con 33 diputados y una pérdida de quinientos mil votos y 17 escaños
respecto a las elecciones de 2012. Con ser malo este resultado, la tendencia
del voto popular va en camino descendente, como se ha visto en las elecciones
municipales. La posición del PP ante la investidura de Susana Díaz ha sido
cambiante. Primero pidió un respeto hacia la lista más votada en las elecciones
locales. Después presentó una retahíla de 146 propuestas, más propia de un
pacto de gobierno que de una abstención. Finalmente decidió no acudir a la cita
con los negociadores socialistas a raíz del caso de las minas de Aznalcóllar. A
esa variable situación hay que añadir la extraña ubicación de Juan Manuel
Moreno Bonilla en el PP andaluz (aún no ha justificado su poca visibilidad tras las elecciones autonómicas y en la campaña de las elecciones municipales) y la declaración de Rajoy de erigirse en
defensor del gobierno de la lista más votada, algo que niega a Andalucía. Los
resultados del PP en las elecciones municipales y autonómicas y la crisis
interna que padece señalan la dificultad que supondría el mantenimiento de los
33 diputados andaluces. El Partido Popular sería el gran damnificado de unas
nuevas elecciones.
Podemos. El Partido de Pablo Iglesias
se está quitando de encima muchos de los sombrajos que ensombrecían su
proyecto. Cada día se define más como un partido socialdemócrata. La llegada a
las alcaldías de Madrid y Barcelona de Manuela Carmena y Ada Colau,
respectivamente, avalarían y normalizarían ese proyecto. En Andalucía, tras las
elecciones, Teresa Rodríguez mantiene una actitud lúcida, lejos de los postulados
del partido Izquierda Anticapitalista que ella fundó. Hoy existe menos incertidumbre
que ayer ante la fiabilidad de Podemos. Podría obtener unos cuanto miles de votos más que el medio millón que obtuvo en marzo y, como
consecuencia, añadir algún diputado a los 15 que tiene ahora.
Ciudadanos. Ciudadanos obtuvo 368.000
votos y nueve diputados en las elecciones del 22-M. Menos de los esperados unas
semanas antes pero infinitamente más de los esperados un año antes. El partido
de Albert Rivera se afianza cada día más como alternativa fiable del Partido
Popular. Nadie duda de que, ante unas nuevas elecciones en Andalucía, sería
cuantioso el trasvase de votos del PP hacia C’ s. Los partidos afines de C’s en
Andalucía, UPyD y PA, continúan en hibernación, por lo que es muy posible que el partido naranja recoja los últimos residuos andaluces de los partidos fundados por Rosa Díez y Alejandro Rojas Marcos.
Izquierda Unida. Las elecciones del
22-M se caracterizaron por una huida del voto de IU hacia Podemos. IU perdió
160.000 votos y solo consiguió cinco diputados. En las elecciones locales una
parte considerable de ese voto ha vuelto a la formación de Antonio Maíllo. Pero
hay que tener en cuenta que Podemos no se ha presentado en esas elecciones con
su propia marca. IU está haciendo una lectura inteligente de su resultado en
las elecciones de Andalucía, a pesar de posturas desconcertantes como las de
Julio Anguita o la del mismo Alberto Garzón, que más bien invitan a los
simpatizantes izquierdistas a plantar sus nudillos en la puerta de Pablo
Iglesias. IU podría recuperar algunos de los escaños perdidos el 22-M.