Almería no es el Sur

Armando García
Director AG Comunicación


Ahora que todos celebramos que Almería tiene una consejera en el Gobierno regional, llega la recién creada Unión Cívica del Sur para recordarnos que Almería no es el Sur y que Andalucía sigue teniendo algunas provincias en busca del graduado escolar. Unión Cívica del Sur, o Civisur para los amigos, tiene un nombrecito que se las trae y unos objetivos, aunque lícitos, que cortocircuitan el neón institucional con el que se publicita Andalucía como una región vertebrada.

Manuel del Valle, copresidente
de Unión Cívica del Sur
Esta asociación-colectivo lobby se ha creado para reforzar el eje empresarial Sevilla-Málaga, que concentra el 40% del PIB andaluz. Según la información difundida por ABC, “numerosos profesionales trabajan ya de forma altruista en la búsqueda de puntos de encuentro entre ambas ciudades y el desarrollo de proyectos que beneficien a ambas”.

Cuánto altruismo, se diría que estamos hablando de una ONG, y no de un grupo de presión en toda regla dirigido a reforzar los vínculos económicos y de poder entre Sevilla y Málaga. Cuando surgen estas iniciativas, no puedo evitar preguntarme por qué en Almería no se impulsan ideas similares que nos permitan crecer como provincia creando alianzas de progreso con nuestros vecinos, no elegidos, pero que ahí están: Granada y Murcia.

Lejos de intentarlo, la rivalidad pueblerina sigue siendo predominante en las relaciones a ciertos niveles, presididas siempre por los chascarrillos populares que nos ayudan a dejar claro lo que los almerienses pensamos sobre granainos y murcianos y la madre que los parió. Después de eso, el mundo plano en el que habitamos los almerienses se acaba, y los abismos del universo comienzan en nuestras mismas fronteras territoriales al Este y al Oeste, bajo la mirada impertérrita de “la mojaquera”.

A pesar de nuestra potente industria agrícola y del famoso señor de las encimeras, Almería sigue anclada en esa desidia intrínseca, en ese velo de cierto exotismo, que nos convierte en frecuente escenario de películas y spots. Y por eso nos ganamos atropellos de película, y poseemos el dudoso mé- rito de ser la provincia peor comunicada de España, refugio del AVE fantasma. Sin que nadie haga nada por remediarlo, sin que nuestros diputados y senadores rindan cuentas por mantener esa situación.

Así las cosas, va tocando salir del agujero. Una provincia que hace negocios en toda Europa no puede ser marginada de los flujos de poder en Andalucía ni seguir al margen de los movimientos económicos y empresariales de las provincias colindantes.