Emilio
Ruiz
El
concejal Manuel Guzmán, consejero delegado de Almería Urban, la empresa
municipal encargada de la mejora del casco histórico, ha anunciado que,
atendiendo a una petición de Ciudadanos, en las mesas de contratación de las
obras del Plan Urban no habrá ningún político. Sólo técnicos. La noticia –y más
que la noticia, el hecho que la alumbra- ha sorprendido. Sobre todo por la
razón que la motiva: “En pro de la transparencia municipal”. La deducción es
obvia: según Almería Urban, la presencia de los representantes de los
ciudadanos en un órgano como ése no solo anima a la transparencia, sino que la
oscurece. Pues vaya.
La
decisión de excluir a los cargos públicos de las mesas de contratación parte de
un doble error: por un lado, la creencia de que solo los funcionarios pueden
garantizar la limpieza de los actos administrativos; y por otro, la creencia de
que los políticos tienden, por naturaleza, hacia la parcialidad. Y no es
siempre así ni en un caso ni en otro. Ni los empleados públicos son seres de
naturaleza superior iluminados por la justicia y la razón ni los políticos son
personas que incitan a desviar los actos públicos hacia el beneficio propio o
el de allegados.
Manuel Guzmán |
Las
mesas de contratación de las entidades públicas son tan importantes que
requieren de la participación de todos para que las decisiones resulten ser las
más beneficiosas para el interés general. Por eso necesitan de la participación
equilibrada de políticos y técnicos. Mejor aún si en la parte política tiene
presencia la oposición. Y tanto una parte como otra tienen que velar por la
limpieza del procedimiento.
Los
interesados requirieron de la empresa una orientación hacia la que dirigir esas
mejores. La respuesta fue que quedaba a criterio del licitador. Tras la
apertura de las ofertas se observó que las mejoras presentadas por todos los
licitadores fueron aceptadas de forma parcial. Excepto una, que fue aceptada en
su totalidad, obteniendo, como consecuencia, la mayor puntuación y finalmente
la adjudicación del concurso. Nadie dudó de que aquella propuesta del licitador
fue orientada por quien finalmente la valoró. Porque no fue un caso aislado.