Cultura: realidad y símbolo

Pilar Quirosa-Cheyrouze
Escritora

Recientemente, ha visto la luz en la Editorial Universidad de Almería y en formato digital la tesis doctoral del periodista Miguel Ángel Blanco Martín, Cultura, periodismo y transición democrática en Almería (1973-1986), un trabajo defendido el 23 de junio de 2014, en la Sala de Grados Agustín Díaz Toledo del Campus Universitario, bajo la dirección del catedrático de Historia Contemporánea Fernando Martínez López. Tesis que, a lo largo de su elaboración, reúne el trabajo volcado en entrevistas, artículos y reportajes publicados a lo largo del tiempo tanto en el periódico Ideal, donde fue delegado y jefe de la sección de Cultura, como en la edición de libros que se acercan al paisaje y paisanaje cultural almeriense.

Los doctores Miguel Ángel
Blanco y Fernando Martínez
Fundamentalmente, estamos ante un texto que marca la travesía de un tiempo de la Historia de España que, sin duda, marcó la intrahistoria de nuestras vidas. Unos años de constantes búsquedas, no exentos de riesgos, con sus logros y sus sombras, que aspiraron a ser fecundos en algunos terrenos y que también, en diferentes ocasiones, supusieron un acicate para arrojar de nuestras mentes los fantasmas del pasado.

La transición, desde el punto de vista cultural, se vivió en torno a la vida cotidiana y desde esta tesis se desarrolla una visión precisa, llena de secuencias y recursos, enarbolando un contenido plural, multidisciplinar, aglutinado en las distintas apuestas y enfoques. Una cultura que vivió sus primeros pasos democráticos desde un periodismo activo y necesario que aportaba un camino por transitar, renovado, con horizontes.

En el caso del autor, ha supuesto siempre una manifestación de compromiso personal a través del pensamiento, con talante crítico y constructivo. Compromiso medioambiental en la defensa del patrimonio, en la apuesta de diálogo entre el paisaje y lo urbano, la realidad arquitectónica, el encuentro entre las artes y las letras, la influencia de la música y el poder narrativo del cine, al compás de sus silencios y evocaciones. Un sendero que camina hacia la manifestación de las ideas, con la positividad de crear el debate necesario, en la constatación de una libertad que continúa gestándose con el avance de una sociedad en democracia que ha de dar pasos de gigante frente al lastre de la controvertida industria cultural, más allá de la opción ideológica y anteponiendo el enfoque constructivo de la sociedad, fotografiando la realidad, diseccionándola. 

Miguel Ángel Blanco siempre ha realizado un esfuerzo en este sentido y ha acercado el carácter humanista a la responsabilidad que representa este escenario, sin cortapisas, sin falacias, en la revelación del tránsito de las esferas político-sociales, algo que va más allá de los paraísos artificiales que pueden presentarse, por deriva o por costumbre, entre los recovecos de esta realidad y la representación subyacente.

La cultura como meta, como eslabón y enlace, no hubiera sido posible sin apuestas tangibles. Por ello, el autor apela al poder de la palabra, abriendo una amplia panorámica entre la memoria y la resistencia. Y desde la perspectiva necesaria, para hablar de la épica de los tiempos que supuso el horizonte de la transición democrática.