Ética y estética

Juan Megino
Exalcalde de Almería

No han desaparecido aún los ecos de lo sucedido en las sesiones de investidura de diversos Ayuntamientos de Almería y provincia y todavía habrá de pasar mucho tiempo para que el manto del olvido caiga sobre aquellos municipios y los personajes que han protagonizado los escándalos producidos. Lo más llamativo y grave ha sucedido en Albox, donde un candidato formalmente procesado y condenado en primera instancia ha eludido torticeramente la acción de la Justicia y momentáneamente, y dando un verdadero salto de acróbata, e incluso renunciado a las siglas del PSOE, ha sido elegido alcalde de su pueblo por un grupo que, de repente, ha dejado de ser socialista para convertirse en no adscrito, prostituyendo gravemente la democracia y la opinión de los ciudadanos, que habían votado por una mayoría socialista. Una actitud de “listillo” que golpea gravemente en los bajos del sistema.

"Por dignidad, no le queda más salida
razonable que la dimisión"
Tampoco ha sido baladí lo sucedido en Almería en la constitución de su Ayuntamiento realizada en el Auditorio Maestro Padilla. En esa sesión de investidura se atropelló a la etica y a la estética. Se podrá decir que, con unas tragaderas especiales, que de cada una de esas virtudes, cada persona tiene su propia dosis de valoración, lo que supone tener conciencias bastante acomodaticias para las distintas realidades que, día a día, se nos presentan. Sin embargo, la ciudadanía sí que tiene en cuenta el valor y el contenido de ambos conceptos.

En el acto del pasado sábado en el Auditorio, se produjo un verdadero ultraje a la democracia. En primer lugar, por parte de la inmensa mayoría de ciudadanos asistentes, manifestando, con insultos incluidos, su descontento por el resultado final de la votación, increpando a la persona que, en su opinión, era el responsable de lo sucedido. Pero esa persona también debiera recapacitar sobre su responsabilidad en lo allí sucedido, a causa de su postura cambiante y desconcertante, salvo que su sentido de la ética y la estética sea enormemente laxo.

Ante ello, y haciendo un grandísimo favor a su partido, que parece que llega con voluntad de quedarse, por dignidad, no le quedaría más salida razonable que la dimisión, algo que ya han pedido públicamente los portavoces del PSOE y de IU, traicionados en sus legítimas pretensiones, ratificadas, además, con los abrazos pertinentes y las firmas en los documentos correspondientes.

En la vida no se puede tragar con todo lo que te llegue y, a veces, a los partidos hay que darles lecciones de honradez personal y de dignidad, si es que es cierto que, en este caso, se equivocó el partido en la toma de decisiones. Ejemplos hay en la propia Almería de estas renuncias por defender principios básicos.