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En el
año 2006, Abzurdah, un libro de una joven argentina de 22 años, Cielo Latini,
se convirtió en ‘bestseller’. Narra la historia de la propia autora, una
adolescente que con doce años y 64 kilos de peso se siente gorda e
insegura. Conoce por internet a un chico
nueve años mayor que ella, con quien inicia una relación. Después viene un
embarazo, un aborto, la bulimia y anorexia y el intento de suicidio, todo eso
condimentado con depresión crónica, desesperación, sentimientos de inutilidad,
culpa, rabia, ansiedad, soledad, aburrimiento, vacío, desviación sexual,
intolerancia a la soledad, abandono, dependencia, relaciones tempestuosas,
manipulación, masoquismo… La joven llegó a pasar varias semanas alimentándose
solo de agua y manzanas hasta pesar 45 kilos. Solo en Argentina se vendieron
más de 260.000 ejemplares.
Ahora,
Abzurdah ha sido llevada al cine bajo la dirección de Daniela Goggi. Se ha
estrenado este jueves. Los protagonistas principales son Eugenia Suárez, la
novia de David Bisbal, y Esteban Lamothe. También intervienen Gloria Carrá,
Rafael Spregelburd, Paula Kohan, Malena Sánchez y Zoe Hochbaum. Ésta es la
primera incursión que la China hace en la gran pantalla. Para rodar la película tuvo que someterse a un fuerte
sacrificio personal: adelgazar seis kilos en un tiempo récord. Acostumbrada desde muy niña al éxito
televisivo, a la novia de David Bisbal se le abre un nuevo horizonte, el de la
pantalla grande, en el que tiene mucho que decir. Tener solo 23 años dan para
mucho.
La crítica de Laura García Lombardi
Origen: Argentina Año: 2015 Dirección: Daniela
Goggi Guión: Alberto Rojas Apel, Cielo Latini (novela) Elenco: Maria
Eugenia Suarez, Esteban Lamothe, Gloria Carrá, Rafael Spregelburd Producción: Hernan
Guerschuny, Axel Kuschevatzky, Alejandro Montiel, Mili Roque Pitt, Pablo UdenioDistribuidora: Buena
Vista Duración: 100 minutos. Estreno en Buenos Aires: 04/06/2015.
No
tan absurda
Basada
en la novela homónima y autobiográfica de Cielo Latini (que no leí,
por lo que fui a ver Abzurdah sin demasiada información previa), la película
cuenta la historia de una adolescente de clase media-alta que vive en La Plata (Cielo, interpretada
por María Eugenia Suárez) junto con sus padres (Gloria Carrá y Rafael
Spregelburd) y sus hermanos menores. Abzurdah es el pseudónimo de la
protagonista en un chat grupal al que entra luego de que una de sus amigas le
“robe” a su anterior novio, el “amor de su vida”. Allí conoce a Alejo (Esteban
Lamothe), un hombre diez años mayor con el que tiene una ¿historia de amor?
¿aventura? ¿capricho? que va y viene a lo largo de los años, llevando a Cielo a
hacer cosas desesperadas y absurdas, para llamar su atención.
La
campaña publicitaria del film no va con sutilezas: la joven llorando con el
rimmel corrido, los labios reflejados en un espejo roto, y un tagline que reza “el
amor duele” (con el que particularmente no estoy del todo de acuerdo, por lo
menos no en los términos en los que lo plantea la protagonista). Sin embargo, afortunadamente,
el film tiene más matices que la imagen que transmite en sus afiches, por lo
que no podríamos insertarlo con tanta facilidad dentro de la “saga de
anti-protagonistas”, sumisas, que nos dieron últimamente el cine y la
literatura tanto en Crepúsculo como en 50 Sombras de Grey.
La
elección del casting es muy inteligente y la dirección de actores logra crear
personajes multidimensionales. María Eugenia Suárez funciona muy bien como
adolescente “avivada” pero con poca autoestima, atraída fatalmente a un Esteban
Lamothe que comienza cuasi-encantador (que nunca llegue a serlo del todo le da
más credibilidad) y termina siendo, como mínimo, desconsiderado, llegando al
maltrato. Completan el elenco Gloria Carrá y Rafael Spregelburd como los padres
que sí, están preocupados, pero no tanto como para escuchar a tiempo.
Otro
gran acierto de la narración es el de no intentar explicar por qué Cielo es
así, sino que se dedica a insinuar posibles causas sobre el final, nunca
señalando una como la exclusiva; esencialmente, Cielo vive con tanta
“intensidad” desde mucho antes que comience el relato. Además, algo que la
separa de Anastasia o Bella Swann es que, aunque está obsesionada, no es
sumisa; esta construcción nos permite tener cierta esperanza hacia ella que, de
no existir, haría imposible seguir viendo la película.
Sin
embargo, algunos factores son confusos: saltos temporales algo abruptos
resueltos con una voz en off que no termina de aclarar en qué momento de su
vida nos encontramos, y, sobre todo, el tema del blog donde Cielo escribe sobre
su anorexia, que nunca llega a desarrollarse y luego es eliminado por completo
sin justificación diegética, sólo en un momento conveniente para causarle a la
protagonista más angustia de la que ya está viviendo. De todas formas, dado que
el film se centra más en la relación entre Cielo y Alejo, estas pequeñas
preguntas pasan de largo sin perjudicar demasiado esa línea argumental.
El
último acto está poco desarrollado; desconozco si esto proviene de los límites
de la novela o si fue una decisión de adaptación. De golpe el ritmo de la
narración se acelera, como si se acordara tarde que tenía que llegar a la
culminación de la historia. Luego, hay un gran salto temporal. Creo que ese
salto en la vida de Cielo era un buen lugar para profundizar un poco más,
aunque quizás sería otra película.
Además,
los textos que sobreimprimen el final hablando sobre los trastornos
alimenticios tienen un cierto rasgo moralizante que el film no necesitaba,
sobre todo porque ese no es el tema central. Sin embargo creo que este recurso,
aunque no el más afortunado, también colabora a que esta historia no pueda
leerse dentro de la “saga de las antiprotagonistas”, lo cual no deja de ser
positivo.