José
Fernández
Periodista
Ahora
que todo el mundo asegura estar hablando sobre los diferentes proyectos de
ciudad y se almonedan programas de gobierno ora acoplables, ora incompatibles,
me gustaría decir algo muy sencillo y que no parece llamar la atención de
nadie. Si para algo está sirviendo esta quincena escénica de ensamblaje y
recauchutado es para delimitar (también con una “delgada línea roja”, como
emplean a destajo un montón de presuntos progresistas desconocedores del origen
victoriano y militar del término) los terrenos en los que se han movido los
actores de este singular reparto.
Díaz y Marín |
Decía Churchill que uno de los problemas de
nuestra época consiste en que las personas no quieren ser útiles sino
importantes. Tres meses ha costado a Susana Díaz y al PSOE confitar un acuerdo
de investidura para la presidencia de la Junta de Andalucía, finalmente con Ciudadanos,
que viene a confirmar que hay viajes para los que no son necesarias las
alforjas cargadas de palabrería y grandes titulares.
Tres meses de
especulación, cháchara y parálisis que han servido para dos cosas: la primera
para confirmar que las aptitudes de la señora Díaz como estratega política son
similares a las del dietista de Falete. Y la segunda es la acreditación del
nivel “Compresa con Alas” que ha alcanzado el ejecutivo socialista en la Junta : ni se nota, ni se
mueve, ni traspasa.
Tres meses sin gobierno y nadie lo ha notado. Es más: al
estar contenidos por las incertidumbres del cargo, muchos delegados se han
limitado a ponerse de perfil y a dejar pasar el tiempo a la espera de la
llamada confirmadora que, quizás, esté empezando a producirse ahora. Y eso ha
supuesto que en muchos casos la
Junta haya dejado de ser, por unas semanas, ese incordio que
no cesa.
Pero me temo que esa tregua está terminando porque con la colaboración
de los que venían a cambiar todo, nada cambiará en Andalucía. Enhorabuena a los
premiados.