Pedro M. Sánchez Castillo
Profesor de Botánica Marina en la UGR
Las
microalgas forman parte de lo que podríamos denominar los vegetales del mar,
imprescindibles para un adecuado funcionamiento del ecosistema marino y, en
general, de nuestro planeta. Pueden crecer bien fijas al fondo (o cualquier
sustrato) desarrollando el microfitobentos, base de la cadena alimenticia que
soporta el crecimiento del bentos (caracolas, erizos, cangrejos, estrellas de
mar, etc,), o bien suspendidas en el agua dando lugar al fitoplancton base de la
cadena alimenticia pelágica que nos ofrece una buena parte de los peces de
nuestras costas.
Los
dinoflagelados son uno de los muchos grupos de microalgas que forman parte
de nuestras comunidades planctónicas y bentónicas, especialmente durante el
verano. Durante
las últimas décadas los cambios antrópicos que generamos en todo el
Mediterráneo (contaminación, incremento de temperatura, cambios en el pH, …)
están facilitando la llegada de especies foráneas que actúan como invasoras de
nuestro mar tales como peces, medusas, hierbas marinas, algas macroscópicas,
todas ellas de gran tamaño y fácilmente detectables. Junto
a ellas desembarcan también organismos microscópicos que pasan desapercibidos a
censos y controles visuales, por lo que su detección es más compleja.
Probablemente estos días estemos sufriendo las consecuencias de una de estas
especies invasoras.
Playa de Vera |
La
costa oriental de Almería puede considerarse como la puerta de entrada al
Mediterráneo, ya que desde que las aguas atlánticas inician su entrada por el
estrecho de Gibraltar, recorren el mar de Alborán y penetran el frente
Almería-Orán. Es aquí donde empiezan a adquirir su verdadera naturaleza
mediterránea. A partir de nuestras costas de Levante comienzan a alcanzar su
temperatura característica, que influida por el calentamiento global, facilitan
la instalación de algunas de las especies invasoras.
Desde
hace unas décadas, una especie del género Ostreopsis se ha instalado en
todo el Mediterráneo y está comenzando a generar problemas similares a los
aerosoles tóxicos por los que se han cerrado ciertas playas de Levante. De
hecho en nuestra provincia ya se había detectado este problema al menos en
agosto de 2006. Esta especie desarrolla una familia de toxinas, las
palitoxinas, capaces de distribuirse en forma de aerosoles al igual que lo
hacen las brevitoxinas, producidas también por otros dinoflagelados, en este
caso del género Gymnodinium.
Todo
hace suponer que en esta zona de la provincia de Almería se está generando un
ambiente óptimo para el desarrollo de sus poblaciones que, como es propio de
esta especie, fluctúan a lo largo del año entre el plancton y en bentos. En el
caso de que se confirmara la causalidad de las afecciones respiratorias y la
presencia de palitoxinas, tendríamos la oportunidad de responder a preguntas
aun sin respuesta en el campo de la biología marina, tales como: causas de su
alternancia plancton/bentos, mecanismos de liberación de las células epífitas,
factores desencadenantes de la producción de palitoxinas…
El
análisis y estudio de los factores que se apuntan podrían ser la causa del
cierre de las tres playas de los municipio de Vera y Palomares, tales como
presencia de aguas fecales, eutrofización procedente de excedentes de regadía,
posibles vertidos químicos, etc., junto al estudio de los parámetros físicos y
químicos propios de este ambiente y estos días, podrían ayudar a desvelar la
desconocida biología de esta especie.
Este
es un buen momento para demostrar que Andalucía quiere y puede ser algo más que
una sociedad de servicios, pues tenemos sobrada capacidad para abordar el
estudio científico de este tipo de problemas. Corresponde a la Consejería de Medio
Ambiente y/o Salud constituir un equipo interdisciplinario que dé respuesta a
las preguntas antes planteadas.
La
naturaleza nos está brindado una excelente oportunidad para prever futuros
eventos de ésta y otras especies toxigénicas. Si aprovechamos esta oportunidad,
hacemos los estudios adecuados y sacamos las conclusiones oportunas, podremos
afrontar mejor las consecuencias de futuros incrementos de temperatura que
probablemente facilitarán la aparición de otras especies invasoras en nuestras
aguas, tales como las de los géneros Coolia, Gambierdiscus, Trichodesmium, etc., de efectos más perjudiciales y bien conocidos en ambientes más
cálidos.