Elena
Torres
Directora
de Teleprensa
Reconozco
que cada vez me cuesta más trabajo entender el comportamiento de nuestros
políticos. Cuando empiezo a acostumbrarme a verles por ‘obligación’ durante
cualquier evento por muy simple que éste sea y ajeno incluso a él -ni
organizan ni colaboran en ocasiones más allá de dar el ‘visto bueno’, con lo
que de esta manera parecen atribuirse los méritos-, descubro que en ocasiones
prefieren el anonimato para conocer de primera mano actuaciones de las que son
directamente responsables y no dejan de levantar críticas.
Carril-bici |
Como
digo, hemos visto al alcalde de Almería reunido con unos y otros para recoger
propuestas; en actos de primera piedra; supervisando las obras según avanzan y
recepcionándolas más tarde; recogiendo los parabienes de los vecinos…
presentando iniciativas de otros organizadores por el mero hecho de que se
hacen en la ciudad; participando en los concursos gastronómicos de la Feria … y que se yo cuantas
fotos más puede haber de este hombre a lo largo de sus doce años de mandato, de
todo lo que se nos ha vendido y hasta lo que no se ha hecho. Todo.
Pues bien,
hoy conocemos también que al hombre parece que le gusta disfrazarse no en
carnaval, sino para comprobar las deficiencias o bonanzas de algunos proyectos
que están dando que hablar. En
declaraciones a una emisora de radio, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, en un
‘alarde’ de franqueza, nos ha desvelado que las críticas al carril bici le han
llevado a ponerse ‘maillot y casco’ y recorrer 16 kilómetros de la
ciudad para experimentar en carne propia el avance de un proyecto que cuenta
con tantos amigos como al parecer enemigos. Y ha matizado que ha ido
‘disfrazado, claro’.
Pues yo claro, claro, no lo veo. No se si el disfraz es
para evitar como los ‘grandes artistas’ que le pidan autógrafos a su paso y le
dejen concluir el experimento sin ‘molestia’ alguna u obedece a que el
camino lo ha hecho sin escolta y, ya se sabe, no son tiempos para ‘ir al
desnudo’. En fin que como no ha avanzado más ni sabemos cuál era su disfraz ni
la razón de que lo haya ‘lucido’.
Pero
más allá de la anécdota, le reconozco el ‘mérito’ de remangarse y no sólo
escuchar lo que uno y otro dice sobre la obra sino experimentarla en carne
propia y le invito a que siga por esta vía. Tal vez así evitaríamos o
enmendaríamos en tiempo unos contenedores con agujeros imposibles para
depositar las basuras de envases, y con ello el ‘vandalismo justificado’ del
que empezaban a ser objeto para poder llevar a cabo las labores de depósito
diario, o mejoraríamos la iluminación o el estado de algunos parques, aceras…
por decir algo.