Emilio
Ruiz
La
Cuenta 1-2-3 del Banco Santander ha revolucionado el apático sistema bancario español,
caracterizado en los últimos tiempos, entre otros aspectos, por la
estabilización de sus cuentas y por la restricción del crédito. El banco que
preside Ana Botín siempre se ha distinguido por dar golpes de efecto en
tiempos de abulia. Suyo fue el invento de la Supercuenta, una cuenta
corriente que remuneraba a tipos de un plazo fijo. Cree la competencia que la
Cuenta 1-2-3 le va a costar al Santander alrededor de 500 millones de euros. El banco se
defiende diciendo que la experiencia similar practicada por ellos mismos en el
Reino Unido no solamente no le ha aportado números rojos a sus cuentas sino que le
ha proporcionado pingües beneficios y un considerable aumento de cuota de
mercado y de fidelidad de sus clientes.
La
Cuenta 1-2-3 del Santander se caracteriza básicamente por tratarse de una cuenta corriente
con las ventajas que ello implica, por cobrar unas cantidades fijas por
mantenimiento y por tarjetas y, como compensación de las gastos anteriores,
remunerar los saldos de hasta 15.000 euros con el 3 por ciento y retribuir los
recibos domiciliados. Bien controlada, la nueva cuenta del Santander puede
reportar al cliente a final de año más ingresos que gastos. Para ello es
preciso tener domiciliada la nómina.
Ahora,
Cajamar también quiere sumarse a la fiesta de las supercuentas y para ello ha
puesto en marcha su Cuenta 360º, una cuenta corriente que permite realizar
cinco transferencias gratis al mes a otras entidades y otras cinco
transferencias también gratis dentro de la entidad. La tarjeta de débito no
tiene coste de mantenimiento y ofrece una rentabilidad de hasta el 3 por ciento para saldos de hasta 12.000 euros.
La
disposición y ventajas de esta supercuenta de Cajamar está condicionada a
ciertas vinculaciones, que la entidad clasifica en tres tramos. A medida que se
van cumpliendo cada uno de ellos se consiguen más beneficios. Para estar
exentos de comisiones hay que cumplir dos requisitos: ser socio de la entidad
con una aportación mínima de 1.000 euros y domiciliar la nómina.
El
siguiente eslabón consiste en suscribir el servicio de banca a distancia,
mantener un saldo en la cuenta de al menos 1.000 euros y activar una tarjeta.
Si se cumplen estos supuestos, la cuenta se remunera con un 1,5 por ciento para
saldos de entre 1.000 y 12.000 euros.
La
máxima rentabilidad, del 3 por ciento para saldos de entre 3.000 y 12.000
euros, se consigue añadiendo a los requisitos anteriores al menos dos de las
siguientes condiciones: realizar aportaciones a un plan de pensiones o a un
plan de previsión asegurado por importe de al menos 480 euros, hacer aportaciones
por un mínimo de 480 euros a un seguro de ahorro de prima periódica o contratar
o tener un seguro de vida riesgo, un seguro de hogar, un seguro de vida y/o un
seguro de incapacidad laboral.
La
caída en picado de la rentabilidad de las entidades financieras en los últimos
tiempos les está obligando a cobrar por servicios que hasta ahora eran
gratuitos. De hecho, el cobro de comisiones se está convirtiendo en uno de los
mayores capítulos de los ingresos bancarios. Las propias entidades ponen a
disposición de los clientes opciones para evitar que cueste dinero el
mantenimiento de una cuenta o la realización de operaciones habituales. Merece
la pena estudiar con detenimiento estas opciones que algunas entidades nos
ofrecen.