Kayros
Periodista
Un
lugareño avaro, ruín y miserable trataba así a su hijo: “Nene, ¿qué
prefieres?¿Una peseta para el cine o un bocadillo de atún?” El chiquillo
saltaba de alegría. “Cine, cine, papá”. Al rato el pequeño tenía hambre y
entonces exigía el bocadillo. El lugareño, personaje de Quevedo, respondía:
“Bien, pues ahora me tienes que devolver la peseta”.
Me recuerda esta anécdota
el tragín que los almerienses nos traemos con el AVE. Ahora dice Rafael
Hernando que si el PP sigue en el Gobierno, el AVE avanzará; si no, habrá
dificultades. O sea que nos están haciendo electoralismo hasta con aquello que
nunca hicieron. Hace cuatro años, Almería les votó precisamente para que
llevaran adelante la obra.
Sin PP no hay AVE, según Rafael Hernando |
Ante los recortes del “austericidio” y las
exigencias teutonas de la Merkel ,
Rajoy creyó que los almerienses estamos acostumbrados al sufrimiento y por
tanto podíamos tirar unos cuantos años más maldiciendo las comunicaciones
africanas. Pararon la obra, recogieron los aperos de la construcción, tabicaron
los túneles (la única inversión que han hecho en cuatro años) y dijeron adiós
muy buenas al sueño de empresarios y promotores.
Ah, amigo, pero ahora estamos
en vísperas de elecciones. Todo sea por seguir cuatro años más en el poder. Son
capaces hasta de bajar la luz, que ya es decir. Ahora hasta han librado unos
millones en los presupuestos para la
Línea de Alta Velocidad Almería-Murcia. ¡Son de previsores
que emocionan hasta las piedras!
¿Cual será la reacción almeriense antes las
urnas? Nadie lo sabe. Puede ocurrir que el PP, con ayuda de Ciudadanos, logre
una mayoría suficiente para gobernar. Si esto es así tenemos otro problema a la
vista. Y es que la formación de Albert Rivera no es partidaria de crear AVES a
voleo. Según su economista de cabecera, la Alta Velocidad es
un despilfarro mayúsculo que no podemos permitirnos los hijos del Indalo.
Ya
sabemos que el PP antes de perder el poder es capaz hasta de pactar de nuevo
con los Cuarenta de Ayete. Veo a algunos alcaldes y presidentes de las
Diputaciones gritando por las esquinas aquello de los “Intereses creados”: “Mi
dinero, Dios, mi dinero”.