Emilio Ruiz
Este viernes ADIF (Administrador de Infraestructuras
Ferroviarias) ha adjudicado las obras del tramo de AVE entre Pulpí y Cuevas del
Almanzora a Sacyr por algo más de 33,09 millones de euros. El presupuesto
superaba los 71,27 millones de euros, por lo que la baja alcanza el 53,57 por
ciento. Sacyr, pues, se ha comprometido, y la Administración se
lo ha aceptado, a hacer las obras por bastante menos de la mitad de su
presupuesto. ¿Es esto entendible?
El recorte que las Administraciones han dado a la
inversión en obra pública propicia situaciones como ésta. Las grades empresas
necesitan, de la forma que sea, cartera de obra que mantenga su facturación, y
para ello no dudan en tirar los precios hasta llegar a ofertas disparatadas. En
2010 la baja media de las licitaciones del Ministerio de Fomento rondaba el
14,50 por ciento. En 2014, el 32,50 por ciento. En el caso del Ministerio de
Medio Ambiente, las bajas han pasado en el mismo periodo de tiempo del 20,80
por ciento al 41,70 por ciento. Y en las Administraciones autonómicas y locales
las bajas rondan el 28,60 por ciento y el 27,20 por ciento, respectivamente, cuando
hace cuatro años estaban en torno al 20 por ciento.
El AVE por Gafarillos |
Un ejemplo exagerado de hasta dónde pueden llegar las
bajas en las licitaciones públicas, y no solo de obras, se ha producido aquí
mismo, en Almería. La
Dirección General de la Marina Mercante
sacó a concurso las líneas marítimas Málaga-Melilla y Almería-Melilla. El
presupuesto era de 25 millones de euros. Se ha adjudicado a Acciona
Transmediterránea por 7,60 millones, es decir, con una baja cercana al 70 por
ciento.
¿Cómo puede asegurarse la Administración de
que una obra se ejecutará en las condiciones ofertadas, al margen de cuál sea
el importe de adjudicación? Para ello es preciso, en primer lugar, que el
proyecto goce del máximo rigor técnico. Los consultores se han quejado de la
baja calidad de los proyectos públicos debido a los escasos honorarios que sus
redactores perciben. En segundo lugar es preciso que los organismos contratantes
se aseguren de la solvencia y capacidad del adjudicatario y de las garantías,
implícitas o explícitas, que puede ofrecer.
Situaciones como ésta del AVE Pulpí-Cuevas del Almanzora
indican que han fallado algunos de los resortes del procedimiento de adjudicación.
Un metro cúbico de hormigón vale lo que vale y un kilo de hierro vale lo que
vale, y ese precio tiene su margen, pero nunca puede decirse que ese margen
reduce el precio original a menos de la mitad.
No es posible. Hace unos meses tuvo lugar la inauguración del tramo de la Autovía del Mediterráneo
comprendido entre Taramay y Lobres. Se licitó la obra por 138 millones de
euros. Se adjudicó por 84. El coste final para el Ministerio de Fomento ha sido
176 millones de euros. Eso no puede ser.