Juan Torrijos
Periodista
Siempre
he creído que plantar un árbol en Almería era una necesidad. Casi una
obligación. Pues va a ser que no. Plantar olivos en Tabernas, donde se produce
una aceituna de una calidad inmejorable, puede ser penado por la ley y costarle
el cargo político al actual delegado de agricultura, José Manuel Ortiz Bono. En
una provincia con casi cien mil parados, a veces más de los cien mil, que vive
fundamentalmente de la agricultura, suena rara la historia de los seiscientos
mil olivos a plantar.
José Manuel Ortiz Bono (Foto: Abc) |
Se alega que son terrenos forestales y que el cambio a
uso agrícola se ha hecho con nocturnidad y cierta alevosía. ¿Y para qué,
pregunto yo, están los señores políticos? Uno entiende que están para cambiar o
adaptar las leyes a la realidad cotidiana. Pues parece que no. Están para dar
toda la lata posible y poner todas las trabas legales que puedan al desarrollo
de tierras y de ciudadanos.
¿Han estado ustedes en los terrenos del famoso Pita? ¿Sabían ustedes que era “Lugar de Interés Comunitario”? Así lo declaró
Si entonces la Junta se supo cubrir bien
las espaldas con el Lic del Pita, ¿en qué se ha equivocado con el olivar de
Tabernas? Con el Pita debió comprar silencios, tapar bocas, acallar
conciencias. ¿No lo ha sabido hacer con el olivar? ¡Ay, Martín, lo que algunos
se acuerdan de ti! Estas cosas no te pasaban, otras es posible, pero estas...
No parece justo que un proyecto de plantar riqueza (seiscientos mil olivos) en
la zona de Tabernas se pueda poner en peligro por un cambio de denominación de
forestal a agrícola.
Piensen lo que quieran, pero así nos va a los almerienses.
Otra cuestión es la falta de agua. ¿Pero no están los políticos para buscar
solución a los problemas? ¿No les pagamos y muy bien por cierto para ello? Pues
que busquen el agua, que la traigan de donde sea. ¿No la iban a llevar a
Barcelona en barco desde Carboneras? Pues eso. De la dimisión de Ortiz Bono si
quieren lo tratamos otro día.