Kayros
Periodista
Siguiendo
con los comentarios sociales de Mar de plástico, me llama
la atención que la mayoría de los twiters respondones incidan en el
acento almeriense. Unos personajes inventados, cada cual hijo de su madre y
natural de distinto sitio, llegan al Poniente donde se ha dado el
mayor acarreo de expatriados extranjeros y se les pide a la vez
hablar como en la
Puerta Purchena.
Una escena de la serie |
No es tan fácil. Oyendo el ceceo del presidente de la Diputación y el deje
murciano de los hijos del Almanzora nadie diría que pertenecen a la misma
provincia. Los que somos de más allá de Huércal-Overa sabemos bien de lo
que estamos hablando. Vean algunas quejas:
Óscar Fábregas señala como
defecto “el acento de Utrera”. Estefanía Ruiz ironiza: “¡Buenas noches! Me voy
a dormir, miarma, ¿no era “socio”? ¿o era “quillo”? Raúl Quinto pide que en una
serie ambientada en Almeria tenga acento almeriense y no sevillano. Kiko
González roza el sarcasmo: “El único que habla el almeriense en Mar de
plástico es el mudo”.
Bromas aparte, yo pediría a los filólogos profesionales
que investigaran acerca de esta pregunta: ¿Tiene Almería un lenguaje
propio y una pronunciación homogénea como para exigirle a los peliculeros que
parezcan nativos? Si no lo tiene, ¿por qué nos duele tanto que algún
personaje traiga ecos de Málaga o Sevilla? Jorge Redondo, ejecutivo de ficción
de Boomerang TV, se excusa: “Posiblemente no sea un acento almeriense
exacto, pero tampoco lo pretendemos. En las películas que se ruedan en Madrid
pueden haber acentos de Valladolid o de Salamanca. Yo no creo que haya que
entrar en ese debate”.
Cierto, cierto. A mí tampoco me parece que esa sea la principal cuestión de la
serie. Como cunda el descontento, la empresa puede irse a otro sitio y a
lo mejor vemos a El Ejido con los exteriores prestados del Campo la Matanza en Albacete.
Los valores esenciales de Mar de plástico son otros. Y merece darle tiempo para ver los resultados finales de la serie.