José Fernández
Periodista
Dentro
de unos días la Consejería
de Fomento de la Junta
de Andalucía culminará los trabajos del carril bici en Almería capital. Dado
que esta columna tiene una indeclinable vocación de servicio público, aporto
gustosamente el dato para que los detractores de la infraestructura distribuyan
con equidad la impregnación de sus delicuescencias sobre la misma. No está de
más, por tanto, que se divulgue que lo del carril bici es una iniciativa
conjunta entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía que cuenta, además, con
financiación de la
Unión Europea.
Nuevo carril bici |
Soy consciente de que no se trata de una obra
que depare entusiasmos generalizados y que, por el momento, sólo obtiene el
respaldo de los muy partidarios de la bicicleta urbana. Pero también creo que
todo se andará o todo se pedaleará. La resistencia natural del ser humano al
cambio experimenta grados extraordinarios en una ciudad como Almería, en donde
la palabra modificación se suele asociar indefectiblemente con la catástrofe,
el padecimiento o el apocalipsis.
Quizás los más memoriosos recuerden la alarma
social -fronteriza con el disturbio- que protagonizó en su día la Ley Antitabaco del
presidente Zapatero y su aplicación en bares y restaurantes. Recuerden que
inicialmente se predijo el hundimiento del sector, la ruina irremediable de
miles de abnegados hosteleros y el síndrome generalizado de abstinencia con
pronóstico reservado para millones de fumadores. ¿Se acuerdan? Bueno pues poco
a poco este cambio no sólo se ha aceptado socialmente, sino que ahora son muy
pocos los que dudan de su acierto y conveniencia.
Tengo fundadas esperanzas de
que algo parecido acabe pasando con este nuevo carril y que el paso del tiempo
demuestre que, aunque es cierto que hay tramos mejorables y que en algunas
zonas la obra podría haber tenido otro trazado, la idea en el fondo es buena
para el crecimiento de Almería como concepto de ciudad. Puede que yo jamás lo
use, pero no por ello dejaré de pensar que hay una nueva generación de
almerienses en marcha que sabrán aprovechar lo que ahora no se quiere o no se
sabe ver. Al tiempo.