SOS Almería

Javier Salvador
Editor de Teleprensa

Se perfectamente que es poco ortodoxo, que me van a tachar de alarmista, que posiblemente ésta sea un piedra que se va a volver contra mi, porque ya me lo advirtió mi primer director de periódico: “Nunca le toques los huevos al poder judicial ni al Ministerio de Hacienda”. Pero hay veces que no se trata de tocar los huevos, pero tampoco puedes mirar a otro lado y permitir que sigan llegando cadáveres a la orilla. Por eso es momento de que historias como ésta le lleguen a Jesús María García Calderón, fiscal jefe de Andalucía, para que ayude con medios, o como quiera, a Antonio Pérez Gallegos, fiscal jefe de Almería, y que puedan descubrir cómo una discoteca que ha sido denunciada durante doce años de forma sistemática tiene tanta suerte que una sanción que puede llevar a su cierre se quede en un cajón del área de Urbanismo de Almería hasta que caduque y sea archivada sin remedio alguno.

Discoteca Cibeles
Desde el año 2002 un grupo de vecinos de Almería viene denunciando que no pueden conciliar el sueño porque en un local que fue concebido como cine instalaron una discoteca sin que tomasen medidas de insonorización adecuadas. El local primero fue de Juan Asensio, empresario de cines y demás películas que fue asesinado en un ascensor de su casa. Luego pasó a manos de Giuseppe D´Amico, empresario hostelero y demás fiestas que también apareció asesinado y torturado, aunque éste no en su casa sino en un cortijo cerca de Almería.

Independientemente de dueños, que al fin y al cabo abren sus locales si les deja el Ayuntamiento, los vecinos mantuvieron reuniones, y hasta pidieron favores para verse con concejales que antes de llegar a un cargo público hubiesen perdido el culo porque les viesen con esas mismas personas tomando una caña.

Pero les han engañado una y otra vez hasta el punto de que descubrieron que durante años ese local estuvo abierto sin licencias, y tras pillarles se las dieron todas en el mismo día. Y todo está en el mismo expediente a disposición de fiscales y oposición, que vuelvo a recordar en esta columna, suman la mayoría absoluta de los votos del pleno y con ellos pueden forzar lo que quieran, desde una moción de censura a la dimisión de un concejal, o la apertura de una comisión de investigación.

Volvamos a la petición de ayuda. De lo que se trata es de que alguien, y entiendo que tiene que ser un órgano judicial como la fiscalía, debe investigar si es normal que pase desapercibida una sanción a una discoteca que desde el mes de enero de este año ha salido en todos los medios de comunicación locales, ocupando un notable protagonismo durante la campaña  electoral y que, mientas tanto, alguien olvidase tramitar una sanción que habría provocado su clausura.

Y pueden interpretar que es una casualidad, pero ya veremos lo que pasa con el acta que la Policía Local de Almería levantó el 7 de junio de 2015, con mediciones de hasta 32,1 decibelios en una zona marcada como prioritaria en el mapa del ruido de Almería. ¿Qué ocurriría si esa segunda denuncia también se archivase? ¿Correrá ese riesgo el Ayuntamiento de Almería?

El área de Urbanismo de Almería ya está siendo investigada, entre otras cosas, porque UPyD presentó una denuncia que ha puesto patas arriba no sólo el plan Urban, sino varios años de historia municipal. Resulta que el jefe de servicio está a punto de comerse un marrón de campeonato porque era su mujer la que figuraba como administradora de una empresa copropietaria de Facto, la empresa que ha ganado buena parte de los concursos públicos de los últimos años. Imagino que los políticos que le pusieron de jefe tendrán algo que decir.

El hermano del actual concejal de Urbanismo trabaja o trabajaba para esta sociedad y aún no sabemos si Fernández Pacheco, el concejal, formó parte de alguna comisión, tribunal u órgano selector que le diese alguna obra a esta empresa. Y hay mucho, mucho más, pero que se pongan como se pongan, no es responsabilidad de periodistas o columnistas denunciar constantemente, entre otras cosas porque corremos riesgos como los que ya conoce la propia fiscalía de Almería.