Pedro
M. de la Cruz
Director
de La Voz de
Almería
Desde
que en los idus de marzo del año 44 antes de Cristo Julio César fue asesinado
en el pórtico de la Curia
de Pompeyo los políticos aprendieron que siempre te mata el que tienes más
cerca. Desconozco si la historia del magnicidio de César se encuentra entre las
lecturas de los dos últimos dirigentes del PSOE en Almería, pero su actitud
acerca a la convicción de que, si no han recorrido la literatura de lo sucedido
aquel 15 de marzo, sí, al menos, han aprendido la lección. Aunque a la inversa:
si no quieres que quienes te rodean acaben contigo, aléjalos fuori mura del foro en el que se toman
las decisiones.
La composición de las candidaturas
socialistas al Congreso y al Senado para las elecciones de diciembre
confirman que (casi) todo se ha consumado. Sánchez Teruel y Sonia Ferrer han
alcanzado sus (casi) últimos objetivos y la batalla ha terminado; por el
momento. Es curioso, pero la historia se repite. Solo cambian quienes la
protagonizan. Cuando el 13 de julio del 97 Martín Soler fue elegido secretario general
en Adra, quienes más le habían apoyado no supieron hasta algunos meses después
que, aquella tarde de victoria sobre el guerrismo, iniciaban el camino de su
exilio orgánico. Juan Callejón, Paco Contreras, Blas Díaz, Manuel Ceba y
Antonio Llaguno habían sido los apóstoles que habían llevado a Soler a la
tierra prometida del liderazgo.
Lo que desconocían entonces era que
quien había sido entronizado por ellos ya intuía el terreno pantanoso en que se
adentraba. Soler se antojaba (y se perfilaba intencionadamente ante ellos) como
un mirlo blanco al que sería fácil desplumar cuando sintiera el asedio del
agradecimiento debido por haber llegado a la cima y el peso abrumador de la
experiencia de quienes llevaban años instalados en ella. No fue así. Uno a uno,
el nuevo secretario general los fue alejando del poder orgánico (el real en el
PSOE), aunque, eso sí, los alojó en los cómodos y bien remunerados despachos de
las delegaciones provinciales o las direcciones generales.
"Ninguno de los elegidos para las candidaturas pertenece a la vieja guardia y los “redentores” se han convertido en elementos decorativos (y a veces molestos) de un barco que patronean otros"
Catorce años después la historia volvió a
repetirse. El autodenominado por algunos de sus integrantes grupo de “los
redentores”, elevó a Sanchez Teruel al altar laico de la secretaría provincial
en medio de la aclamación del 76 por ciento de los delegados el 16 de julio de
2011 en el auditorio de la
UAL. Lo que desconocían era que aquel mirlo tampoco iba a
dejarse desplumar, como ellos pensaban. Los senadores que, alentados por María
del Mar Moreno e inspirados por Griñán, prepararon durante semanas los idus de
julio contra la dirección en precario de Diego Asensio en la casa de Adela
Segura en la plaza de San Pedro nunca pensaron que aquel joven de Chirivel
sabía –o iba a aprender muy pronto- con quien se sentaba en la mesa a jugarse
el futuro.
La Voz de hoy |
Fernando Martínez, Manuel Lucas, Luis
López, Nono Amate, Joaquín Navarro, Jorge Cara y Paco Espinosa han
comprobado cómo desde aquella calurosa tarde de julio su influencia pasaba de
la luminosidad del esplendor en la hierba cortada a los martinistas al camino
del ocaso interior con los teruelistas.
La travesía tuvo el viernes su penúltima
estación. Ninguno de los elegidos para las candidaturas pertenece a la
vieja guardia y los “redentores” se han convertido en elementos decorativos (y
a veces molestos) de un barco que patronean otros. Desde aquellas
conspiraciones en la plaza de San Pedro, en el poder real del PSOE solo quedan Adela
Segura, Pérez Navas y Antonio Bonilla. La parlamentaria andaluza porque siempre
hay que tener, como César tuvo en su mujer, en Servilio Casca y en Marco
Antonio, alguien que te avise del peligro conspirador antes de llegar al foro.
El portavoz socialista en la capital porque está escrito en los manuales de
estrategia que siempre hay que mantener puentes con el adversario; sobre todo
si tus aliados dominan la solidez de los pilares. El alcalde de Vícar porque es
un símbolo electoral imbatible y, además, es un puente inteligentemente
bidireccional y eso es un riesgo, pero también una garantía.
Al igual que sucedió en la candidatura de
las autonómicas, en el nombramiento de los delegados de las consejerías y
en la elección de los diputados provinciales, Sánchez Teruel ha impuesto para
las candidaturas de diciembre a sus generales. Los restos del guerrismo
aceptaron su dominio en la fortaleza de la capital a cambio de no caer en la
tentación de participar en otras batallas, el secretario general aceptó
inteligentemente y ha tenido el campo libre. Las cartas autojustificativas a la
dirección sevillana, las confidencias crueles en los alrededores de san Telmo y
las complicidades generacionales con Griñán han desaparecido; quedan restos,
pero, como cantó tan bien la
Jurado , nunca duró una flor dos primaveras, ni una batalla
toda una guerra.
El tiempo levanta la niebla y, aunque
algunas espadas siguen en alto, la fuerza que las sostiene no llega mucho más
allá de la Puerta
de Purchena. En un partido tan ácrata como el PSOE la guerra nunca termina,
pero las trompetas han dejado de sonar.