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El grado de indolencia del Ayuntamiento de Almería

Eusebio Villanueva Pleguezuelo
Arquitecto

Con las lluvias de la semana pasada comenzaron goteras en el mercado del barrio de Los Ángeles. En primer lugar se produjeron en la sede de la Asociación de Vecinos, pero luego se fueron extendiendo a la biblioteca y al propio mercado. Inmediatamente se avisó a diferentes concejales del Ayuntamiento para que vinieran a realizar una limpieza de las cubiertas, que llevaban varios años sin ningún tipo de mantenimiento. Tanto es así que han crecido diferentes plantas en las canaletas, hasta una chumbera de más de medio metro de altura, tal y como hemos denunciado en fotos mandadas a los periódicos.

Socavones
Dado que nadie atendía nuestras demandas avisamos a los bomberos, que quitaron unos cuantos objetos grandes: balones, botellas de plástico, zapatillas, bolsas, etc. Pero la limpieza necesaria no se llevó a cabo, con lo cual las lluvias de esta semana han vuelto a provocar recalos y han terminado de estropear mesas y enseres de la Asociación, alterando el normal desarrollo de las múltiples actividades que se realizan.

"No acabo de entender este grado de indolencia, incompetencia y pasividad que campa en los ánimos de nuestros gobernantes locales"

No acabo de entender este grado de indolencia, incompetencia y pasividad que campa en los ánimos de nuestros gobernantes locales, que permiten que se deterioren edificios, propiedades y equipamientos y no hacen nada para remediarlo. Y no me estoy refiriendo solo a las instalaciones del mercado.

Desde hace meses venimos padeciendo en el barrio las obras de remodelación de calles. Por si esto fuera poco en la zona de Plaza de Toros también se están haciendo arreglos, con lo que ahora mismo es imposible acceder al barrio desde la zona de Pablo Iglesias. Y para añadir más leña al fuego los viernes cierran la avenida de la Cruz con el mercadillo. Como ocurra una emergencia y sea necesario evacuar a la gente, no quiero pensar la que se puede liar.

"Hace unos meses le dije al alcalde que sus concejales eran una tropa de mal educados que no respondían a los escritos que se les enviaban"

Hace unos meses le dije al alcalde, en una reunión que tuvimos en la sede de la FAVA, que sus concejales eran una tropa de mal educados que no respondían a los escritos que se les enviaban informando o denunciando situaciones; que si hacer caso omiso era la forma que tenía él de entender la participación ciudadana. El hombre puso cara de no haber roto un plato y afirmó que eso iba a cambiar, claro que me lo dijo en plena campaña municipal. Al día de hoy, tristemente, los concejales siguen con la misma actitud: no contestan ni a dios. ¿Es que no les han informado a estos políticos de medio pelo que están ahí al servicio de los ciudadanos?

Otro ejemplo de desidia municipal. Hemos denunciado en varias ocasiones la existencia de socavones en las calles, concretamente el existente en la calle Eco. Lo que hace meses era un pequeño agujero ha ido evolucionando y en la actualidad ha pasado a la categoría se sima. Ante la falta de arreglo algún vecino, harto de dejarse las ruedas, ha agudizado el ingenio y ha puesto unas cuantas piedras con arena, evitando por lo menos el llantazo de los coches. En otros sitios, como detrás de la Bola Azul, han colocado un cono de señalización, lo que quiere decir que lo han identificado, aunque arreglarlo sea otra cosa. Pero sin salir de nuestro barrio, en las calles Molineta o Campoverde, pasar con una moto se ha convertido en deporte de alto riesgo sorteando los múltiples agujeros.

Pero desgraciadamente tenemos muchos otros ejemplos de desidia: los semáforos descoordinados, la tala salvaje de árboles, la falta de bancos y papeleras, etc.

"Yo creo que la primera obligación de un gobernante local es dedicarse a que funcionen las pequeñas cosas y a mantener lo que es de todos"

Yo creo que la primera obligación de un gobernante local es dedicarse a que funcionen las pequeñas cosas y a mantener lo que es de todos. A pensar que puede hacer para que la vida de los ciudadanos sea más agradable: el tráfico de vehículos, el movimiento de personas, el uso y disfrute de los espacios públicos, el correcto funcionamiento del servicio de limpieza, de recogida de basuras...Y sobre todo escuchar a sus vecinos que, aunque equivocados, puede que tengan toda la razón del mundo.