Eulogio López
Hispanidad.com
Tras
la desaparición de las cajas de ahorros, la gran imbecilidad financiera del
siglo XXI, y tras la crisis iniciada en 2007, el mapa bancario español
es como sigue. Hay seis grandes bancos: Santander, BBVA, Caixabank, Bankia,
Sabadell y Popular. Y los ya conocidos como siete enanitos: Kutxabank, Unicaja,
Ibercaja, Cajamar, Liberbank, BMN y Abanca.
Luego
están los dos exquisitos, Bankinter y Banca March, a los que
nadie molesta porque son exquisitos. O mejor, bancos de nicho. Esta
denominación tan cursi puede tener cierto sentido en Banca March, que más bien
es una sociedad industrial, pero en el caso de Bankinter no tiene ninguna.
Simplemente, es un banco pequeño que suele hacer las cosas bien, salvo cuando
su propietario, Jaime Botín, firma artículos de teología en El
País. Pero tranquilos: eso no cotiza en bolsa.
Seis grandes para comer y siete enanitos para ser comidos |
Y
luego está la pedrea, que son las entidades por las que uno siente mayor querencia: Caja
Onteniente, Caja de Pollensa, Banca Pueyo y algunas rurales,
encargadas de demostrar que, a pesar de que se les pone mucho más difícil que a
las grandes, la banca pequeña puede ser más solvente y rentable que la grande.
A éstos ni caso, que dan mal ejemplo y podrían despertar a la razón.
Pues
bien, tanto el Banco Central Europeo (BCE) como su monaguillo, el Banco de
España (BdE), y como el propio Gobierno Rajoy, han tenido una idea primaria
pero que a ellos les parece genial. El asunto es sencillo: si forzamos fusiones
podremos reducir capacidad instalada, tanto número de oficinas como de personal
y nuestra banca, oh sí, será más rentable.
Y de
los trazos gruesos han pasado a perfilar: que los 5 grandes actúen como
absorbentes (Bankia, por el momento, debe cumplir el MOU) y los siete enanitos
como absorbidos. Un plan genial, sin duda, que se ha topado con dos
inconvenientes: los presuntos absorbentes han dicho que tururú. Y los
presuntos absorbidos, que verdes las han segado.
Santander, BBVA y Caixabank aseguran
que para reducir capacidad instalada no hace falta fusionarse, y Francisco
González e Isidro Fainé, que ellos ya han realizado esfuerzos para
absorber bancos en crisis (con ayudas claro, que eso no lo dicen). En Sabadell y Popular aconsejan
esperar a ver quién es el futuro Gobierno y cuál es el modelo de negocio, más
importante que el número de oficinas. Por ejemplo, todo aquel que siga jugando
a hipotecas lo tiene claro. En cualquier caso, Santander y BBVA aseguran que su
futuro está en el exterior. Mienten como bellacos pero esa es otra historia.
Por
parte de los siete enanitos, el PNV no tiene la menor intención de ceder Kutxabank.
Lo mismo ocurre con los aragoneses de Ibercaja y con los andaluces de Unicaja. Liberbank ya
cotiza en bolsa: si hay problemas que se encarguen sus inversores. BMN es
otro desastre, pero alguna vez tendrá fuerza para cumplir con la salida a
bolsa.
"Cajamar es cabeza de una veintena de rurales y aún podría serlo de más por lo que, aunque se trate de un banco-sociedad anónima, el encaje resulta más difícil"
Por
cierto, las antiguas cajas de ahorros tienen una fecha límite para cotizar en
bolsa o para dotarse de un fondo de reserva más que abultado: 2016. Abanca es
un desastre del Banco de España. Adjudicado a Escotet, todavía nadie sabe
por qué, pues es un señor en quien nadie se fía pero el mal ya está hecho. Cajamar es
cabeza de una veintena de rurales y aún podría serlo de más por lo que, aunque
se trate de un banco-sociedad anónima, el encaje resulta más difícil.
En
resumen, no está mal eso de hacer nuevos mapas bancarios sobre el papel, pero
el BCE es el principal responsable de la reducción de márgenes de la banca. Y
algunos piensan que quien creó el problema no puede aportar la solución.
Por
cierto, nada se moverá hasta que se sepa quién forma Gobierno el 21 de
diciembre. No es que a los banqueros les importe, claro está, ellos son
profesionales, pero…