Antonio Avendaño
Director de Andaluces Diario
¿Le
consulta Moreno Bonilla sus decisiones a Javier Arenas? El presidente del PP
andaluz ha asegurado que no y se diría que no miente. “Javier Arenas influye
cero en el PP andaluz”, proclamaba esta semana Moreno en 8TV. Y remachaba: “Lo
digo públicamente porque no le consulto absolutamente”.
La
contundencia de la respuesta de Moreno a preguntas del periodista Fernando
Pérez Monguió es muy reveladora no solo porque seguramente el hecho es verdad,
sino porque ya puede decirlo. Lo que parece haber ocurrido de un año a esta
parte no es tanto que Moreno no consulte con Arenas como que puede decir
públicamente y hasta un poco envalentado que no consulta “absolutamente” nada
con Arenas.
Javier Arenas |
Ciertamente,
en honor del expresidente de los populares andaluces hay que subrayar que nunca
se ha comportado con Moreno como lo ha hecho Aznar con Rajoy. Y eso que
podría haberlo hecho con más razón incluso que el rencorosillo Aznar porque la
hoja de servicio de Bonilla al frente del partido en Andalucía no es muy
brillante, aunque los retrocesos no hayan sido en lo fundamental culpa suya.
Moreno Bonilla no ha sido el causante de la sangría de votos sufrida por el PP,
aunque pueda reprochársele con justicia que apenas fue capaz de taponarla.
"Javier Arenas es ahora mismo en el PP una sombra. Sombra garbosa y bronceada pero sombra"
Javier
Arenas es ahora mismo en el PP una sombra. Sombra garbosa y bronceada pero
sombra. Mas no una sombra de sí mismo o un pálido reflejo de lo que fue, sino
una sombra en todo el sentido de la palabra sombra: un fantasma, un espectro,
un enigma, uno de aquellos taciturnos habitantes del Hades que soñaban con la
luz del día que en otro tiempo pareció brillar para ellos y solo para ellos.
Los
periodistas en general y muchos cargos del partido siguen todavía considerando
a Javier Arenas un dirigente compacto y verdadero, un tipo con una salud política
excelente, cuando en realidad es ya solo una sombra, aunque sea, eso sí, la más
hábil de las sombras: tan hábil que sin mover siquiera un dedo ha conseguido
que mucha gente crea que no es tal sombra.
Desde
hace demasiado tiempo Arenas viene a ser algo así como el candidato al Nobel al
que nunca le dan el Nobel. Al final, y aun sin discutirle nadie su talento, el
candidato deja de estar en las quinielas. Cuando empezó a producirse el declive
y el desprestigio de Cospedal todavía llegó a hablarse de él como sustituto de
la de Albacete. Cuando, más adelante y tras perder el poder en Castilla-La
Mancha, se produjo la caída, hoy irreversible, de Cospedal nadie
medianamente informado apostaba ya por que Arenas pudiera ocupar su lugar. El
sinuoso pero carismático líder del PP andaluz ha dejado de estar en las
quinielas.
"El problema de Moreno no es Arenas, sino Moreno"
Juanma
Moreno puede decir que no le consulta absolutamente nada porque no se consulta
con un muerto. No es que ya Arenas no sea peligroso para Moreno; es algo
peor: es que ya no es importante para Moreno. Ese es el dato crucial de la
relación entre ambos. A Moreno ya no le preocupa que Arenas pueda vigilarlo con
el rabillo del ojo: su vigilancia no tiene recorrido, su tutela es irrelevante,
sus informes, si existieran, serían papel mojado.
El
problema, en fin, de Moreno, no sería tanto Arenas como la sombra de Arenas. Es
esa sombra lo que sigue pesando en el malagueño. Es el espacioso hueco dejado
por el liderazgo del de Olvera lo que Moreno no ha sido todavía capaz de llenar
satisfactoriamente.
Y de
ahí que, en definitiva, el problema de Moreno no sea Arenas, sino Moreno. El
problema de Juanma es Moreno aunque Bonilla no lo sepa. Proclamaba el líder
popular lo ya reseñado: Javier Arenas no influye nada en el PP andaluz. Y es
cierto. Pero la cuestión ya no es esa: la cuestión ahora es si
verdaderamente el propio Moreno influye en el PP andaluz.