Juan
Torrijos
Periodista
Los
cambios y renovación que ha pedido Juanma
Moreno dentro del partido y de las listas para el veinte de diciembre están
encontrando en Almería más de un inconveniente. Dos importantes gallos de pelea
del partido quieren el puesto número uno de la lista del congreso: Javier Arenas y Rafael Hernando. El primero se sienta en las reuniones de Génova a
la izquierda de Mariano, el segundo es el portavoz del partido en el Congreso,
nombrado en su día por el mismo Mariano.
Rafa
viene siendo el número uno desde hace años. Ésta podría haber sido su última
legislatura, pero su nombramiento de portavoz le pone de nuevo en las quinielas
y si cabe con mejor posición. Arenas ha sido hasta el momento el hombre clave
del PP en Andalucía, y su llegada a las distintas listas de Almería no se ha
visto mal dentro del partido que preside Gabriel
Amat.
Dos
importantes gallos del PP disputándose el puesto número uno de la provincia.
Conseguir un puesto de salida en Madrid, que es lo que les gustaría, no es
posible, por lo que les han dicho que se busquen puestos en provincias. Rafa lo
tiene, Arenas lo tiene que luchar. ¿Y su
hermano mayor qué dice a esto?
Las
encuestas no le son favorables a los populares almerienses. Las que se conocen
hablan de la pérdida de un diputado, las que no de que pueden ser dos. El
número tres de las generales, puesto que normalmente viene ocupando el señor Matarí, está considerado muerto, que no
sale. Si es así, se entiende que nadie se quiera arriesgar a ocupar ese lugar.
¿Se despide el señor Matarí de la política en el congreso? ¿Se le intentará
salvar en el senado?
Si
le sale humo de la cabeza a don Gabriel es que está pensando una solución a tan
complicada situación. Podría darse, me cuentan, que Javier y Rafa “se jueguen a
los chinos el que” vayan de uno y de dos en la lista, dejando el tercero y
cuarto para dos mujeres. Pero la “ley cremallera” se lo pone complicado. Y las
críticas que le lloverían a cántaros desde el bando femenino.
Dicen
que estamos ante unas elecciones históricas. No sé si lo serán, pero para
algunos políticos pueden ser las de la despedida de unos años felices,
pletóricos de poder y fuerza, de pavoneo y buena vida, años de mirar por encima
del hombre a los pobres y mortales votantes. Pues algunos van a volver a ser
eso: mortales.