Juan
Folío
Aunque
no lo parezca, el ínclito Miguel Arias Cañete, famoso por sus teorías sobre la
bondad de los yogures caducados y las destrezas de los camareros nativos, aún
sigue en activo. Y es más, parece que es comisario europeo de Acción por el
Clima y Energía. Durante estos días ha estado en Madrid, seguramente para
sufrir en carne propia la contaminación por dióxido de nitrógeno que sufre la
capital de España.
Arias Cañete |
Cañete
se ha referido al cambio climático y la escasez de lluvias. "Uno de los
efectos del cambio climático es que desciende la pluviometría y, cuando ésta
desciende en las grandes ciudades, las partículas y demás tienen mayor
intensidad en la calidad del aire", ha dicho, y será verdad. Esta vez no nos ha recordado que "el
regadío hay que utilizarlo como a las mujeres, con mucho cuidado, que le pueden
perder a uno".
Sobre
las consecuencias de la escasez de agua, el comisario se ha acordado de
nosotros, los almerienses. Y no precisamente para darnos palabras de ánimo,
sino para que vayamos preparando las maletas de nuestros nietos. Reproduzcamos
fielmente las palabras del exministro:
"Quizás
no nosotros, pero nuestros nietos, y si son de Almería, van a tener que emigrar
porque el proceso de desertificación no se va parar en la ribera sur del
Mediterráneo, sino que va cruzar el estrecho de Gibraltar y vamos a tener un
problema de falta de agua muy importante".
El
comisario podría detenerse en hallar medidas que impidan el proceso de
desertificación o que proporcionen agua a los lugares en los que no la hay. Pero
eso tiene mucho trabajo. Es más fácil y económico hacer el hatillo.