Armando
García
Director
de AG Comunicación
El
sector hortofrutícola español pierde margen de maniobra y teme seriamente por
su futuro, ya que diferentes factores inciden en una progresiva pérdida de
competitividad. Cada vez hay más variables que no dependen del productor, sino
que se deciden en destino sin tener en cuenta las consecuencias que ello pueda
acarrear en el mercado en origen, es decir, entre los agricultores y los
comercializadores.
No se puede elegir el envase |
La cuestión de la pérdida de competitividad incluye facetas
que no dejan de ser sorprendentes, como los 64 millones de euros que los
exportadores murcianos pierden cada año por usar envases pool de plástico en
lugar de cajas de cartón ondulado de un solo uso. No lo digo yo, sino un
interesante informe difundido el miércoles por Proexport que desvela las dificultades por las que atraviesan los comercializadores del sureste español
para cumplir las cada vez más dictatoriales exigencias de las grandes cadenas
de distribución.
"En contra de lo que pudiera pensarse, los exportadores de frutas y hortalizas de Murcia, de Valencia o de Almería no pueden elegir libremente el envase a utilizar, sino que les es impuesto"
En contra de lo que pudiera pensarse, los exportadores de
frutas y hortalizas de Murcia, de Valencia o de Almería no pueden elegir
libremente el envase a utilizar, sino que les es impuesto. En la práctica, las
cajas de plástico se alquilan y se paga una fianza por cada uso. Además, cada
caja de plástico se reutiliza al albur de los caprichos de la logística, por lo
que el mismo envase que ayer transportó carne de cordero hoy servirá para
envasar pimientos a granel. Crucemos los dedos para que la seguridad alimentaria
no se ponga nunca en juego y creamos en la eficacia de los sistemas de limpieza
y desinfección.
Si a todo lo concerniente con la pérdida de competitividad de
nuestros sufridos exportadores le añadimos que la agricultura intensiva es
tradicionalmente la única actividad empresarial donde el productor no tiene
derecho a fijar el precio en función de sus costes reales, nos encontramos
con un sector hortofrutícola que cada día inicia la jornada de trabajo con
grilletes en las manos y con la obligación de acatar determinadas disciplinas
comerciales de dudoso gusto.
"La consejera de Agricultura de Murcia ha anunciado que propondrá a sus homólogas de Andalucía y Valencia un frente común en defensa de los intereses colectivos del sector hortofrutícola del sureste español"
El enfado colectivo del sector ha llegado a oídos
de los políticos. La consejera de Agricultura de la Región de Murcia, Adela
Martínez-Cachá, ha anunciado esta semana que propondrá a sus homólogas de
Andalucía y Valencia un frente común en defensa de los intereses colectivos del
sector hortofrutícola del sureste español para reclamar fundamentalmente que
se imponga la transparencia en cada uno de los eslabones de la cadena
alimentaria.
El esquema de formación de precios sigue siendo demasiado opaco y
ha llegado la hora de encender luces y descubrir quién se está quedando con el
dinero que separa los ridículos precios en origen de los inflados precios que finalmente
paga el consumidor. Con- fiemos en que cuaje esa unión institucional de tres
comunidades autónomas en defensa de un sector que merece un incondicional apoyo
político en compensación por lo que frutas y hortalizas aporta a la economía, a
la renta, a la población del medio rural y a una alimentación equilibrada.